Del alcohol poco se habla. Se bebe, y mucho. Sin embargo, ya es hora de dedicarle, más que nuestro paladar, nuestros cinco sentidos. Como parte de la campaña Join The Pact, movimiento por un consumo responsable, de Johnnie Walker, entrevistamos a Eduardo José Méndez, director de Co-responsables, organismo dedicado a promover iniciativas frente al consumo de bebidas alcohólicas. Estas son las nueve consideraciones que pueden hacer la diferencia a la hora de beber.

EL ALCOHOL ES EL ALCOHOL; lo que importa es cuánto se toma, no qué se toma. En México, la ley permite que ingieras al día sólo 5 onzas de vino, una onza de whisky o 12 onzas de cerveza, la mitad de la media permitida en el mundo. A nivel de salud, establecer cuánto se debe tomar depende de varios factores personales y de tu entorno, como tu edad, peso, estado físico y de ánimo, lo cual determinará la velocidad con la que los efectos del consumo de alcohol aparecerán. Por ello, el mejor consejo es que bebas con moderación.

LA TOLERANCIA AL ALCOHOL es la capacidad que el organismo desarrolla para retardar la aparición de los efectos, luego de excederse en el consumo. Esta condición, al generarte una falsa sensación de control y dominio, puede llevarte a que sigas tomando de forma desmedida y, en un corto plazo, a que ya no puedas procesar el alcohol y te emborraches con una o dos copas.

LOS EFECTOS DEL CONSUMO ELEVADO DE ALCOHOL pueden ser devastadores: disfunción eréctil, pancreatitis, cirrosis, úlceras, cambios en los estados de ánimo, riesgo de cáncer de los conductos digestivos y de mama, congestión alcohólica, coma, daño cerebral, muerte. Los efectos están relacionados con la frecuencia y cantidad de alcohol consumido. Y aunque cada persona es distinta, los daños a la salud empiezan desde el momento en que se comienza a abusar de la bebida.

ESO DE QUE ES NECESARIO COMER ANTES DE 'OMAR ES CIERTO, ya que tener alimentos en el ¡estómago alenta la velocidad con la que el alcohol es absorbido -recuerda, el alcohol se obsorbe, no se digiere-, lo que ayuda a que te mantengas en "buen estado" por más tiempo. Prefiere los alimentos con alto contenido de proteínas y potasio, bajos en sal y grasas, y que por su composición tarden más tiempo en ser digeridos en el estómago.

NO QUIERAS QUE TUS AMIGAS O TU PAREJA TOMEN A LA PAR QUE TÚ: las mujeres toleran menos el alcohol porque tienen un menor volumen corporal y su metabolismo es más lento -debido a los cambios hormonales-, lo que hace que sientan los efectos en menor plazo. Pero esto no significa que ellas no puedan desarrollar tolerancia y convertirse en expertas alcohólicas, pero con altos riesgos para su salud.

LO QUE CONOCEMOS COMO CRUDA se debe a la combinación de varios factores (cansancio, baja ingesta de alimentos y agua, largas jornadas de pie, pocas horas de sueño). Todo esto hace que el cuerpo se desgaste y se deshidrate. Para prevenirla, intercala entre cada dos tragos de alcohol una botella pequeña de agua (sin gas); esto no sólo prevendrá la deshidratación; también diluirá el alcohol y te ayudará a mantenerte fresco.

Y PARA QUE NO SE TE SUBA TAN RÁPIDO, EVITA LAS MEZCLAS con bebidas gaseosas, aditivos dulces, contenidos de cafeína, enzimas taurinas, o ginseng aunque, por supuesto, la moderación es la más efectiva de todas las medidas para lograrlo.

MUCHOS ESTUDIOS AVALAN QUE ECHARTE UNA COPITA DIARIA DE TU BEBIDA FAVORITA ES BUENO PARA TU SALUD -sugieren que funciona como protector cardiovascular-, pero hay otros que lo contradicen. Lo importante en cualquiera de los casos, es aclarar que el alcohol, a diferencia de otras sustancias, admite un consumo moderado no dañino. Embarazadas, menores de edad y conductores, abstenerse.

TENEMOS QUE TERMINAR DICIENDOTEQUETIENES PROBLEMAS CON LA BEBIDA SÍ:

Te sientes incapaz de reducir o suspender el consumo de alcohol a pesar de que lo intentas.

Te emborrachas con frecuencia (al menos 1 vez por mes).

Mientes acerca de cuánto bebes.

Crees que el alcohol es necesario para divertirte.

Las crudas forman parte de tu vida cotidiana (al menos 1 vez por mes).

Te sientes decaído, deprimido y usas el alcohol como escape.

Tienes pérdidas de memoria (no recuerdas lo que hiciste cuando bebías).

Tienes problemas en el trabajo y/o con las autoridades.

Te preocupa tu consumo de alcohol.

Es importante que sepas que si presentas al menos dos de estas condiciones o sospechas tenerlas, debes buscar apoyo inmediatamente con especialistas, familiares y amigos.