José Luis Camacho Vargas A mi hermana Amparo con todo mi amor. Uno de los anhelos históricos del pueblo mexicano ha sido el acceso universal a la seguridad social, y a un año de conmemorar el centenario de nuestra Revolución la Cámara de Diputados federal ha dado un paso adelante en ese sentido.

A lo largo de su vida independiente, México ha creado instituciones focalizadas a la atención de las diversas necesidades de su población. Ya sea que se trate de vivienda, educación, alimentación, suministro del servicio de luz o de agua, se ha avanzado de forma paralela en cada uno de esos grandes retos.

En esta ocasión me referiré a la demanda social por contar con un sistema de salud pública que atiende a todo el que lo necesite, independientemente de su estatus social o económico. Para ello se han implementado ambiciosos planes que han surtido buenos resultados, pero limitados. Pero pareciere que el 26 de noviembre se ha dado comienzo a un punto de inflexión que marcará un antes y un después de la salud pública en nuestro país.

Desde 2006, con el comienzo de la administración del presidente Felipe Calderón, el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, planteó que la prioridad de esta administración en ese sector sería la universalidad de la salud de los mexicanos. A lo largo de este tiempo se ha trabajado en ese sentido, tanto con la LX como con la actual LXI Legislatura, para lograr la aprobación de reformas legales que faciliten e individualicen la aplicación de los recursos del Programa del Seguro Popular, que encuentra su fundamento en la Ley General de Salud, lo cual, sin duda, sería un efecto multiplicador que permitiría incorporar a este beneficio a 9 millones de mexicanos cada año. Por lo pronto, la primera etapa de este generoso programa ya ha sido aprobada por la Cámara de Diputados.

En voz del diputado Julián Velázquez y Llorente, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados y responsable del debate y avance del dictamen de esta reforma, la modificación hecha a los artículos 77 bis y 77 bis 13 de la Ley General de Salud representa el piso para empezar a hacer los ajustes necesarios al sistema público de salud y convertirlo en uno que se encuentre a la altura de las necesidades y exigencias de los mexicanos; es decir, una vez que el Senado apruebe la minuta que la Cámara de Diputados le envió el pasado jueves, los legisladores comenzarían a trabajar en aspectos como la mejora de la calidad de la atención médica y en la portabilidad de ésta.

El diputado del PAN dijo desde la más alta tribuna de la nación que la reforma a la Ley General de Salud debe continuar un proceso legislativo bajo la consideración central de que garantizará la viabilidad financiera del Seguro Popular y el consiguiente desarrollo y permanencia del Sistema de Protección Social en Salud, lo cual deriva en la extensión de los beneficios a un mayor número de personas.

Pero, ¿en qué consiste este gran logro? En que todavía actualmente la Federación y los Estados destinan recursos públicos al Programa del Seguro Popular con base en el número total de las familias que atiende y no en función del número de integrantes de cada una de ellas, como lo propone dicha reforma; es decir, aún se destina el mismo dinero para atender a una familia de dos integrantes que a una de cinco, lo cual evidentemente desvirtúa y hace ineficaz el funcionamiento del plan gubernamental.

Por ello, cuando esta reforma logre la venía de la Cámara de Senadores y sea sancionada y publicada por el Ejecutivo federal, la racionalidad de los recursos permitirá al gobierno del Estado mexicano incorporar a pasos agigantados a millones de mexicanos que hoy no tienen los recursos ni las vías para tener acceso a la atención médica. De tal forma, para 2011 se estaría logrando ese gran anhelo de generaciones de mexicanos y que en países desarrollados como Estados Unidos sigue siendo un sueño: que los poco más de 106 millones de mexicanos tengamos la certidumbre de que si nos enfermamos contaremos con la atención médica necesaria y los medicamos para su cura. Ni más ni menos.

Esto, sin duda alguna, es un gran logro que debe de aplaudirse y reconocerse, sobre todo en estos momentos de crisis económica que cualquiera pensaría hubieran frenado el avance de tan ambicioso plan, pero no es así. Gracias al trabajo decidido de muchos mexicanos, entre ellos el de los doctores José Ángel Córdova Villalobos y Julián Francisco Velázquez y Llorente, hoy los mexicanos vemos una luz al final del túnel en medio de tantas malas noticias.

Tlaxcala, al mando del gobernador Héctor Ortiz Ortiz, es el único Estado de la República que actualmente garantiza a todos sus habitantes el acceso universal a la seguridad social, y por cierto de ahí fue secretario de Salud el actual diputado federal Julián Francisco Velázquez y Llorente.

Un logro que los legisladores federales harán posible y que es justo reconocérselos. Pero la carrera no debe de parar ahí, sino seguir avanzando hacia un estadío de bienestar social generalizado.

camachovargas@prodigy.net.mx