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El privilegio de opinar/Los patos le tiran a las escopetas
24/11/2009
Manuel Ajenjo
Motivado por la columna del jueves pasado, sobre el alto índice de corrupción que hay en México según Transparencia Internacional, un lector dice tener un método para aniquilar esta epidemia nacional. Él pide no se publique su nombre por temor a ser dado de baja del partido político al que pertenece. Y afirma que la corrupción es una enfermedad física, mental y espiritual que al igual que el alcoholismo y la drogadicción es susceptible de erradicarse a través de grupos de autoayuda, del Programa de los 12 pasos y el Sólo por hoy.

El privilegio de opinar/Los patos le tiran a las escopetas

MAnuel ® ajenjo

El privilegio de opinar Por: Manuel Ajenjo

Por primera vez, desde que es Secretario de Desarrollo Social -antes de serlo era niño-, estoy de acuerdo con una declaración de Ernesto Cordero. A raíz que Joseph Stiglitz opinó que el desempeño de México en el manejo de la crisis ha sido uno de los peores del mundo, el funcionario, que desde hace dos años guía la Sedesol -por la ruta del camarón dormido que dijo el príncipe Guillermo-, le recomendó al Premio Nobel de Economía 2001, "leer un poquito más" sobre nuestro país.

Tiene razón Cordero, por muy Premio Nobel que sea el señor Stiglitz desconoce nuestra realidad. Tal vez nunca haya leído que vivimos en un país saqueado por políticos y empresarios faltos de escrúpulos, con devaluaciones constantes, sin inversión, con alto costo del dinero y con impuestos crecientes. Así es imposible prosperar.

-Agustín Carstens declaró que tal parece que el economista estadouni­dense desconoce que México fue azotado por la desaceleración económica global y la caída en la producción petrolera.

-Es probable, que Stiglitz ignore que en el 2000 con el arribo a la Presidencia de Vicente Fox, el país tuvo la oportunidad de rectificar el rumbo y establecer las bases para un cambio democrático, político y económico, pero el guanajuatense que prometió aplastar a las tepocatas y víboras prietas de la corrupción -paradójicamente por estos días luce una herida entre la frente y el ojo provocada por la picadura de una araña patona- no supo cómo, no quiso ni se atrevió a hacerlo. ¿Habrá leído el Nobel que nuestra burocracia es la más abultada y cara del mundo? ¿Que los funcionarios de los tres poderes de la República Mexicana ganan más -y hacen menos- que sus homólogos de los países del primer mundo? ¿Que Felipe Calderón se ha pasado los tres años de su gobierno dando bandazos, proponiendo cambios que a los pocos días se desvanecen, sugiriendo acciones que los hechos contradicen y que resultan sólo un catálogo de buenas intenciones?

-Tus preguntas son meras especulaciones. Sospecho que Stiglitz ha leído y está informado de todo lo anterior y basado en esto emitió su diagnóstico rebatido por Cordero y Carstens.

-De ser así, estaríamos frente a un clásico caso de dos patos tirándole a una escopeta.

-O para usar un símil más panista: dos monaguillos queriendo enseñarle el Padre Nuestro al señor Obispo.

CORRUPTOS ANÓNIMOS

-Motivado por la columna del jueves pasado, sobre el alto índice de corrupción que hay en México según Transparencia Internacional, un lector dice tener un método para aniquilar esta epidemia nacional.

Él pide no se publique su nombre por temor a ser dado de baja del partido político al que pertenece. Y afirma que la corrupción es una enfermedad física, mental y espiritual que al igual que el alcoholismo y la drogadicción es susceptible de erradicarse a través de grupos de autoayuda, del Programa de los 12 pasos y el Sólo por hoy.

-Corruptos Anónimos se llamarían los grupos donde se podrían escuchar catarsis como la siguiente: me llamo Carlos y soy corrupto. -Hola Carlos- contesta el grupo llamado Renovación Moral. Me pregunto -dice desde la tribuna- si se nace o uno se hace corrupto. En mi caso ocurrieron las dos cosas.

Mi padre desempeñó diversos cargos en el gobierno con lo cual pudo darnos a sus hijos una vida llena de comodidades. Fuimos cinco hermanos, recuerdo que de niños jugábamos "Políticos y Ladrones", lo malo de este juego es que los roles de los dos equipos son tan parecidos que pronto nos aburrimos. Optamos por un juego más emocionante: "Tírale a la chacha", del que resulté ganador como quizás algunos de ustedes supieron por los diarios de la época de los que ya no queda un solo ejemplar en ninguna hemeroteca. A los 18 años ingrese al PRI.

A partir de ahí mi enfermedad se hizo progresiva. Llegué a ser Secretario de Programación y Presupuesto, luego brinqué a la Presidencia. Para que yo fuera Presidente mucho tuvo que ver la caída del sistema de la que fue responsable el compañero Manuel, también corrupto en rehabilitación sólo que el asiste al grupo Reinvindicación de Izquierda. Sucedí en el cargo presidencial al compañero Miguel que, cuando su mermada salud se lo permite, asiste a este grupo donde, mediante los 12 pasos, tratamos dejar de ser corruptos. Por cierto, el compañero aludido, en esta tribuna dijo que yo me había robado la mitad de la partida secreta. En aras de la verdad y por la aceptación que nos pide el primer paso del programa, debo decir que Miguel miente, me la robé toda. Se agotó mi tiempo, otro día hablaré de la venta de garaje que hice donde rematé los bienes nacionales que compramos mis amigos y yo. ¿Alguien más quiere pasar a compartir?- pregunta el coordinador de la junta. Yo -dice una mujer que se dirige a la tribuna-. Me llamo Marta y soy corrupta. Hola Marta.

LAS "POMPIS"

-También recibimos un e-mail con la crítica de la señora Irma Velázquez. Esta lectora considera de mal gusto y vulgaridad extrema el empleo de la palabra "nalgas", sustantivo al que recurrimos en nuestra anterior colaboración. Doña Irma opina que debimos usar un eufemismo más "decente" como los sinónimos "pompis", "pompas", "trasero" o, en última instancia, "nachas" que dicen lo mismo y no son malas palabras.

-Habría que recordarle a doña Irma que el sustantivo "nalga" y su plural "nalgas" están en el diccionario, por lo tanto no son malas palabras, al contrario en ocasiones son buenísimas. Malas, las palabras mano y su plural manos.

-¿Mano y manos son malas palabras?

-Sí, malas y peligrosas. ¿Cuándo has sabido de alguien que asalte un banco con una pistola en las nalgas?

Fuente: El Economista    
Categoría: PROGRAMAS DE PREVENCION    





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