El título honorario no le queda grande, y se lo ha ganado a pulso desde 1975, cuando ingresó a las filas de la empresa famosa por su brandy de Jerez, pero que cuenta también con estas bodegas establecidas en 1874.

Bajo las directrices de Martínez Sierra, "riojana de pura cepa", Montecillo ha brindado a la familia Osborne las satisfacciones que tal vez los brandies no ofrecen tan de continuo, a pesar de su estupenda factura.

Los blancos y tintos de Montecillo mantienen una jerarquía en España y un papel preponderante en mercados como el de Canadá, Estados Unidos y el norte de Europa

De visita en México, Martínez Sierra advierte que se encuentra con un México que ha evolucionado increíblemente en su cultura del vino, con relación a su primera visita hace poco más de 10 años.

"Es impresionante el avance y la forma en que la gente está más enterada y pregunta más en cuanto a detalles en los procesos. La primera vez que vine y di una conferencia, tuve que ser muy específica en que hablaría en torno al vino, producto de la uva. Incluso me encontré con que la gente entendía por vino cualquier tipo de bebida alcohólica, a excepción de la cerveza", dice.

EN TIEMPOS DE CRISIS

Esa apertura y entusiasmo hace precisamente que México sea uno de los mercados favoritos de países productores como España, dice; sin embargo la calidad es la que tiene que imponerse, porque los vinos de mala factura hacen mucho daño tanto a los consumidores como a la industria misma.

"Vivimos una crisis que está dejando fuera a los advenedizos, a las malas bodegas. En los últimos años, la cantidad de productores ha crecido enormemente, pero no así en el caso de los que hacen excelentes vinos. Es la base de la pirámide la que se ha ensanchado. Hay más vinos sin defectos, pero no necesariamente son buenos.

"En el caso de Rioja hablamos de la zona vinícola por excelencia de España. Obviamente la importancia que reviste en el mercado ha provocado que se propaguen leyendas negras. Lo que puedo decir es que es una región que se ha profesionalizado al máximo incorporando tecnología, dando por resultado un mayor control de la producción", indica Martínez Sierra.

La especialista advierte que no tienen un vida, la más fuerte que ha vivido España en la era reciente, ha servido para poner el claro la fortaleza de las empresas.

En el caso de Osborne, "empresa netamente española", se hicieron inversiones por más de 6 millones de euros en modernización y la construcción de una nueva nave.

"Países como España entendieron hace algunos años el valor de la calidad, desgraciadamente los productores del Nuevo Mundo, con sus chips y la tecnología en función de una mayor ganancia económica obligaron a muchos a entrar al juego del vino barato y redituable, con tal de no quedara fuera".

JEREZ A LA VISTA

Frutalidad y los acentos de las barricas de roble francés fabricadas por la propia bodega son elementos distintivos de los vinos Montecillo, de acuerdo con la propia enóloga.

"Me enorgullezco de decir que su carácter y su cuerpo son sensacionales con la comida mexicana, una cocina que adoro. Los Montecillo nunca quedarán mal con la comida especiada, con moles y pipianes", precisa.

La labor de Martínez Sierra en la proyección de la bodega riojana ha sido modular también en redimensionamiento del segmento del brandy de Jerez, que vivió un letargo y agudizó su crisis con el avance de otros brandies.

"Es una labor que la familia Osborne me ha confiado y en el que trabajo de cerca con el Consejo Regular de Brandy de Jerez. Hay que trabajar mucho y partirse la cara, pero es algo que siempre he hecho. No me gusta faltarle al respeto a la gente, pero tampoco me gusta que me lo falten.

" Sólo creo en el trabajo. Me queda clara la convicción de querer que cuando me vaya de la empresa las cosas sean mejores que en el momento en que llegué", afirma la autodenominada "Reina de Osborne".

Rubén Hemández ,Alejandra Barragán