"Mejor un burro vivo que un león muerto", decía Shackleton, cuando le cuestionaban su regreso a Europa tras suspender su expedición, iniciada en 1907. En 1909 decidió no seguir avanzando hacia el sur, pues se les acababa la comida y el clima era insoportable.

Whyte & Mackay, la empresa dueña de McKinlay and Co., quiere recuperar el brebaje de más de 100 años de antigüedad para una serie de pruebas, tras las cuales se decidirá si sacará al mercado la bebida.

Richard Paterson, destilador de la empresa, dijo que el whisky aún se podría beber.

En entrevista con el Telegraph, de Londres, dijo que tendría el mismo sabor de hace 100 años. "Cuando ese whisky se hizo era pesado y turbio, pues así era el estilo en los primeros años de 1900", agregó.

En enero tratarán de sacar las botellas con taladros.

Al Fastier, quien dirigirá la expedición, dijo que dos cajas fueron descubiertas en 2006 debajo de los restos de la cabaña de la antigua expedición. En aquel momento las cajas y botellas estaban demasiado incrustadas en el hielo como para poder sacarlas.

El hielo se ha suavizado un poco a causa del calentamiento global. Pero, en caso de tener problemas, usarán una especie de jeringas para sacar el líquido.

Fastier dice que no probará este raro whisky: "Es mejor imaginarlo que probarlo. De esa manera mantiene su misterio".