Daniela Rea, Margarita Vega y Silvia Garduño

(15 noviembre 2009).- Con 2.1 millones de integrantes, la generación de mexicanos nacidos en 1994 es la más grande en la historia del país y resume los numerosos retos que, en materia de políticas públicas, plantea la atención a los adolescentes.

Resultado de un pico demográfico -aunque la fecundidad había descendido, el número de mujeres en edad fértil era muy elevado-, la generación nació en el umbral de una crisis económica y en medio de las convulsiones políticas provocadas por el levantamiento del EZLN y el asesinato de Luis Donaldo Colosio.

Al llegar a los 15 años, enfrenta una nueva crisis y la insuficiencia de la oferta estatal en educación y salud; vive en hogares cada vez más diversos y marcados por la migración; padece de forma particular la inseguridad; asume conductas de riesgo, y se interrelaciona de forma creciente a través de espacios virtuales.

De acuerdo con proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), 74.6 por ciento de los nacidos en 1994 radica en zonas urbanas y alrededor de 21 mil de ellos habrán migrado este año a Estados Unidos.

El 55.9 por ciento se encuentra debajo de la línea de pobreza y 18 por ciento trabaja.

Dos de cada tres estudian y sólo el 25.8 por ciento ha terminado la secundaria. La propia SEP reconoce que el nivel siguiente que les tocaría cursar, el medio superior, sólo atiende 60 por ciento de la demanda potencial.

En materia de salud, aunque en teoría la etapa que viven es de las menos proclives a las enfermedades, casi una tercera parte de los quinceañeros mexicanos presenta sobrepeso u obesidad, y en el caso de las mujeres alrededor de 2 por ciento conductas de restricción alimenticia -como la anorexia-, lo que los coloca en situación de riesgo.

Por otra parte, según especialistas, están más expuestos que generaciones anteriores a conductas de riesgo como el consumo del tabaco y drogas y el sexo sin protección.

Patricia Vallejo, supervisora médica del programa de Atención a la Salud de la Adolescencia de la Secretaría de Salud, advierte que la mayor parte de los contagios de VIH/Sida y otras infecciones de transmisión sexual ocurren entre los 14 y los 19 años de edad.

El proceso de construcción de su identidad, indica por su parte Carlos Rodríguez Ajenjo, director del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), los expone a presiones externas para incursionar en las drogas.

"Es un gran cambio que pasa de una identidad infantil a construir una nueva identidad y por eso los adolescentes son tan susceptibles de reflejar su imagen en los demás, en artistas, líderes, grupos de música, pero también en sus propios amigos", apunta.

En tanto, Raquel Olvera, directora ejecutiva de Tratamiento a Menores del Gobierno del Distrito Federal, considera que la generación de quinceañeros se encuentra en una franja de riesgo en materia de prácticas delictivas, particularmente el robo, por falta de acompañamiento.

"Tienen cada vez menos capacidad de frustración. Están obligados en cierto modo a querer todo de inmediato. De eso somos responsables todos", señala.

Éxodo Según datos del Instituto Nacional de Migración, en lo que va de este año se han registrado 21 mil 220 eventos de repatriación de niños, niñas y adolescentes mexicanos desde Estados Unidos, de los cuales, 91.2 por ciento tiene entre 12 y 17 años de edad. En 2008, 56 por ciento de los menores de edad repatriados viajaron sin la compañía de un adulto.

Uriel González, director de la Casa YMCA de Tijuana, que atiende a adolescentes migrantes, señala que desde 2005 los menores de edad emigran a EU principalmente por razones laborales.

"En los estados que ya se han identificado como expulsores (de migrantes), las oportunidades de desarrollo son mínimas y no hay algún programa de prevención que esté reteniendo a estos jóvenes", comenta.

Miguel Ángel 'Está muy canijo el país' "Me llamo Miguel Ángel y tengo 15 años. Tuve una infancia normal, como cualquier niño. Ahora voy a la escuela y trabajo, como todos".

Como si fuera el de cualquiera de su edad, el adolescente describe un día "normal": estudia para ser mecánico de 7 de la mañana a 2 de la tarde, luego trabaja en un puesto de comida de 5 de la tarde hasta pasada la medianoche, por 800 pesos a la semana, y después regresa a su casa a dormir.

"Ya no duermo en la tarde porque tengo que hacer la tarea en un internet. Me tomo un café y se me pasa el sueño", relata, vestido con ropas holgadas y lentes oscuros.

Su papá se fue de su casa hace tres años para ir a trabajar a Estados Unidos y ya no supieron de él.

"Mi muchacho es el hombre de la casa", comenta la mamá de Miguel Ángel.

Y en efecto, el adolescente sostiene económicamente a su mamá y a su hermana menor.

Reconoce que no es fácil asumir responsabilidades de adulto.

"Una vez casi me dejo. Yo estaba estudiando, mi papá no estaba ya con nosotros, y empezaba a faltar a la escuela porque no había mucho dinero y no sabía qué hacer. Buscaba trabajo y no me daban porque no tenía 18 años, querían a un mayor de edad", relata.

Ahora le gustaría tener un poco más de dinero para hacer lo que le gusta: componer canciones de hip-hop.

No ve, sin embargo, muchas posibilidades de mejora en lo inmediato.

"Está muy canijo el país. La crisis está muy fuerte, no hay dinero, no hay trabajo. Dicen que el otro año va a estar más canijo", señala.

Zyanya Vivir con padres apanicados Aunque se considera una persona feliz y sin muchos problemas, Zyanya Martineau percibe que su generación enfrenta más dificultades que las de sus padres o hermanos mayores.

"Mi mamá me dice que cuando ella iba a la escuela tenía que caminar un kilómetro para llegar. Ahorita yo sólo camino 30 metros, pero son 30 metros muy peligrosos", explica.

Le preocupa también su futuro. Aunque no ha pensado mucho en lo que legustaría hacer, dice estar consciente de que hay mucha competencia para conseguir un trabajo.

Cuando se le pregunta si le interesa formar una familia, responde tajante que no lo hará antes de cumplir los 30 años.

Estudiante de tercer grado en una secundaria técnica, la quinceañera describe a sus padres como "apanicados por la situación actual".

"Están muy tensos con cosas como si se va acabar el mundo en 2012, o que la influenza, o que la inseguridad, y confían menos en nosotros", argumenta.

"Les explico que en la escuela a la que voy hay drogas, pero que a mi no me han ofrecido, que a las fiestas que voy hay alcohol, pero yo no llego a la casa tomada. Lo de la sexualidad tampoco es como lo pintan, yo no he tenido relaciones y ninguna de mis amigas tampoco".

Su universo, por lo pronto, se construye en buena parte en internet.

"Diario me conecto. Si no te conectas una tarde ya te están preguntando tus amigas al día siguiente que por qué no te conectaste. Paso como cinco horas o más en la computadora por lo menos cuatro días a la semana. Puedes estar tres horas viendo qué pastel serías en Facebook", comenta.

Sandra 'No tienen por qué juzgarnos' Cuando Sandra le informó a su mamá que daría pláticas para prevenir el embarazo adolescente, la señora puso el grito en el cielo.

Su hija de 15 años podría ser tachada como "mala influencia" y los padres de sus compañeras les prohibirían juntarse con ella.

La señora no se equivocó del todo. En alguna ocasión Sandra llevó a la escuela un libro sobre educación y derechos sexuales para adolescentes.

El maestro de Historia le quitó el libro y le prohibió "pornografía" a la escuela.

A pesar de todo, Sandra, voluntaria de la organización civil Mexfam, reparte su tiempo libre en secundarias, prepas y universidades del norponiente de la ciudad para convencer a otros adolescentes que usen condón en sus relaciones sexuales para evitar embarazos e infecciones.

Para la quinceañera lo que está en juego es el derecho de los adolescentes a la información y el evitar que los prejuicios de los adultos les impidan una vida sexual sana y responsable.

"Ellos no tienen por qué juzgarnos, menos nos tienen que enseñar a pensar. Los adultos piensan que no somos responsables, que somos inmaduros y todo lo tomamos a juego", señala.

Ahora debe decidir si estudia en la prepa que le tocó en el examen de admisión: hace unos días se desató ahí una balacera.

Manuel y Rodrigo El peor error Manuel espera sentencia por homicidio calificado. Podría pasar 5 años encerrado por haber amarrado a un hombre que otros mataron a golpes.

Afirma que participó en el ataque, a sus 15 años, luego de ser amenazado y golpeado.

"Ese fue mi peor error y no tengo mucho qué decir (...) No sé qué va a pasar conmigo", se lamenta en la Comunidad para Adolescentes -lo que antes era el Tutelar de Menores-, en el sur de la ciudad.

A los pocos minutos, sin embargo, se le ve infundiendo ánimos a sus compañeros.

"Tarde o temprano vamos a salir. Cada quien tiene una fuerza espiritualmente y si quiere pueden salir adelante", indica.

Enseguida explica que quiere estudiar y formar una familia.

"Esto no es eterno. Saldré y voy a seguir estudiando. Quiero estudiar sicología, es mi anhelo, quiero lograrlo, lograr una familia aunque nuestro estado esté como esté. Hay muchas cosas en la sociedad, en la naturaleza, el descuido de todos los que habitamos aquí", se explaya.

Rodrigo, detenido por robar a taxistas y dispararle a uno en la pierna cuando lo acusó, también tiene esperanza de que algo pueda mejorar.

Quiere estudiar, ser agente antinarcóticos y "ponerle" una casa a su mamá.

Retrato De acuerdo con proyecciones del Conapo y otras dependencias federales: 2.1 de mexicanos tienen 15 años de edad 66.6% estudia 25.8% ha terminado la secundaria 15% no cuenta con cobertura de servicios de salud 31.5% padece sobrepeso u obesidad 50.7% es usuario de internet ¿Qué les preocupa a los quinceañeros?

El desempleo, la falta de agua, la soledad son algunos de los temas que ocupan a jóvenes que nacieron en 1994. Un grupo de quinceañeros resumieron en una oración el asunto que más les preocupa ahora.