Todos saben que la solución a los problemas fiscales que nos agobian no pasa por las medidas que están impulsando, defendiendo, o incluso, a las que se oponen; saben que se requiere mucho más; saben que están construyendo parches y que lo único que están haciendo es buscar la cerradura de un agujero presupuestal sin recurrir a reformas de fondo, reales. El problema no es el IVA a 15 o a 16 por ciento, no es el impuesto a internet o a la cerveza, no es si ganan los gobernadores o los senadores, el problema es que nadie nos ha podido explicar cuál es el sentido profundo de esas medidas, qué tipo de esquema fiscal se quiere construir y en qué se quieren utilizar esos recursos. Y lo único que se han ganado es el rechazo de una ciudadanía que está cansada de ser la convidada de piedra en estos temas.

Hoy la encuesta publiada un par de páginas adelante nos revela que el principal problema que agobia a los mexicanos es la economía, seguida del empleo. El de la seguridad ocupa ahora un tercer lugar. Sorprende este resultado, cuando a simple vista podemos apreciar un fuerte embate del crimen organizado. Por eso son urgentes los acuerdos y un gran pacto nacional donde lo primero que importe sean los intereses nacionales y no los particulares.

En materia de seguridad, el escenario no es muy distinto. La ciudadanía parece ocupar un segundo plano cuando se trata de recibir respuestas y certeza por parte de la clase política; el crimen organizado extiende sus fronteras y se convierte ahora en una amenaza real en Norteamérica, reclutando ahora no sólo a sicarios, sino a todos aquellos que les puedan servir a sus propósitos, aun en contra de su voluntad. El debate continúa y al parecer a las respuestas las seguiremos esperando.