
Y la disciplina volvió al PAN
31/10/2009
Fidel Samaniego R.
Fidel Samaniego R.
Era la hora de la cita, pero el salón de sesiones del Senado de la República estaba vacío. Sin embargo, ayer, a las 11 de la mañana, se podía ver ya la luz al final del túnel en el proceso para aprobar el paquete fiscal.
///El patio del Senado de la República era el escenario en el que mujeres y hombres de oficio cabilderos estaban a la expectativa. Sabían que había un intento de última hora de aumentar impuestos aún más a los cigarrillos y a las bebidas alcohólicas. No ocurrió tal. Los panistas se opusieron.
///El patio del Senado de la República era el escenario en el que mujeres y hombres de oficio cabilderos estaban a la expectativa. Sabían que había un intento de última hora de aumentar impuestos aún más a los cigarrillos y a las bebidas alcohólicas. No ocurrió tal. Los panistas se opusieron.
Fidel Samaniego R. Era la hora de la cita, pero el salón de sesiones del Senado de la República estaba vacío. Sin embargo, ayer, a las 11 de la mañana, se podía ver ya la luz al final del túnel en el proceso para aprobar el paquete fiscal. El nudo gordiano, o felipiano en este caso, estaba casi desatado. Las bancadas del PRI y del PAN estaban reunidas, cada cual por su parte, para delinear estrategias de debate, de votos. Todo lo que había que negociar estaba consumado. "Nos mantuvimos, votaremos en contra en unos dictámenes, en otros nos abstendremos. Si es necesario, algunos de los nuestros se irán para cuestiones de quórum", reportaba por teléfono uno de los hombres cercanos al líder senatorial del PRI, Manlio Fabio Beltrones. El patio del Senado de la República era el escenario en el que mujeres y hombres de oficio cabilderos estaban a la expectativa. Sabían que había un intento de última hora de aumentar impuestos aún más a los cigarrillos y a las bebidas alcohólicas. No ocurrió tal. Los panistas se opusieron. Llegaba Gustavo Madero. Su aspecto era muy distinto al del día previo: ya saludaba, sonreía, el color regresó a su rostro. Santiago Creel se veía sereno. El resto de quienes integran su fracción también aparentaban calma. Entre la tarde y la noche del jueves trabajaron, buscaron la salida a su conflicto. Varios de ellos recibieron llamados telefónicos del presidente de la República, de su esposa, de su secretario particular. Sus peticiones eran directas, necesitaban apoyo. Una Operación Cicatriz, cuyo último punto de sutura fue el telefonema de Felipe Calderón a Santiago Creel para agradecerle, cordial, que el ex secretario de Gobernación aceptara colaborar y convencer a los que no querían para votar por el incremento al IVA, aliados con los del Partido Verde, aunque los priístas se abstuvieran. Ya estaban en el recinto casi todos los senadores; aún faltaban los del Revolucionario Institucional. Seguían en su encerrona, terminaban de ponerse de acuerdo. Inició la sesión. Pablo Gómez, Ricardo Monreal y Dante Delgado se manifestaron contra el paquete fiscal. Madero señaló que México tiene anorexia fiscal. Los priístas Francisco Labastida y Manlio Fabio Beltrones apuntaron que lo que se logró no es lo deseable, es el mal menor y que se mejoraron las propuestas del Ejecutivo. Luego pasaron al debate en lo particular. Y seguía viéndose una luz al final del túnel.
Fuente: El Universal
Categoría: FISCAL
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