
Cubículo estrátegico / La cerveza, los priistas y los twitteros
30/10/2009
Carlos Mota
Carlos Mota
El proceso político mexicano es en realidad más absurdo de lo que creemos. Si la lógica de manifestarse resultase, qué lentos fueron Carlos Femández o José Antonio Femández Carbajal por no plantarse en Xicoténcatl a evitar que el gravamen a la Negra Modelo y a Tecate se disparara a 26.5 por ciento. Pero no fue así. Tanto Modelo como FEMSA utilizaron canales institucionales para manifestar que no era buena idea castigar más a esa industria.
No creo, a diferencia de algunos participantes de las redes sociales de internet, que la manifestación de los twitteros frente al Senado haya sido determinante para que los legisladores echaran para atrás esta semana el famoso impuesto a las telecomunicaciones, especialmente el de internet.
Habría que decir, en primer lugar, que ellos no son un conjunto de individuos cuya definición intrínseca de personalidad está determinada por escribir frases cachondas de 140 caracteres. No. Así como el abogado o el dentista no deja de serlo para convertirse en "bañista" cuando se sumerge en la playa de Punta Diamante o Puerto Morelos, así tampoco el ciudadano, joven, anciano o profesionista debe dejar de ser valorado por sus cualidades mayores para pasar a ser twittero. Ni que fueran emos, punketos o darketos.
El proceso político mexicano es en realidad más absurdo de lo que creemos. Si la lógica de manifestarse resultase, qué lentos fueron Carlos Femández o José Antonio Femández Carbajal por no plantarse en Xicoténcatl a evitar que el gravamen a la Negra Modelo y a Tecate se disparara a 26.5 por ciento. Pero no fue así. Tanto Modelo como FEMSA utilizaron canales institucionales para manifestar que no era buena idea castigar más a esa industria.
Pero lo molesto del asunto es que en esta sociedad nos damos por bien servidos con lo políticamente correcto -aunque sea inequitativo. Tener acceso a intemet es "bueno", pero beber cerveza no lo es, o no lo es tanto.
O no es tan grave que la cerveza se grave.
La doble moral con la que funcionan nuestros razonamientos a la hora de diseñar premios y castigos -los impuestos, por ejemplo-, juega en contra nuestra porque no tenemos principios universales y comunes a todas las capas sociales. Así, un tío que bebe cerveza a diario pagará más, pero nadie lo defiende; mientras que un freak de las redes sociales no verá su precio alterarse, aunque se dedique a poner fotos. El principio de equidad de trato fiscal está ausente.
No hay nada que celebrar en México estos días. 2010 será un año de injusticia fiscal porque nuestro Congreso no logró abordar con responsabilidad el tema, aunque los priistas pregonen que ese fue su leitmotiv. Mentira.
Fuente: Público
Categoría: FISCAL
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