La conocida cerveza irlandesa Guinness cumplió 250 años de historia. Su creador fue Arthur Guinness quien en 1759, a los 34 años de edad, alquiló una cervecería vieja en el pueblo de St. James Gate, en Dublín.

Lo curioso de esta operación es que Guiness decidió rentar el lugar por los siguientes nueve mil años a 45 libras esterlinas anuales. Según la compañía, fue en esa fábrica olvidada donde Guiness empezó a fabricar la cerveza más popular de Irlanda, que después conquistó a los ingleses y ahora a todo el mundo.

En 1769 Arthur Guiness inició la conquista del mundo con su primera exportación: envió barriles de cerveza a Inglaterra.

En 1803 Arthur Guinness falleció y al frente de su ya próspero negocio quedó su hijo mayor Arthur Guinness II, quien en 1821 estableció las instrucciones precisas para la fabricación de la bebida fermentada.

En 1833 la fábrica de Guinness se convirtió en la cervecería más grande del mundo, sentando las bases para que la tercera generación tomara las riendas de la empresa. En 1850 Benjamin Lee Guinness, nieto del fundador, tomó la dirección.

En 1862 surgió la marca registrada de Guinness, una etiqueta ovalada de color beige con el arpa y la firma de Arthur Guinness. Después de la muerte de Benjamín el negocio pasó a manos de Edward Cecil, su hijo, quien logró duplicar el tamaño de este negocio familiar.

Pero la compañía siguió su burbujeante crecimiento: en 1886 logró ser la primera cervecería que cotizó en la Bolsa de Londres. En aquel tiempo ya producía 1.2 millones de barriles.

En 1936 se construyó la primera fábrica fuera de Dublin, en Park Royal, Londres. Según la compañía a 250 años de historia se consumen más de diez millones de vasos de su cerveza al año en 150 países. Inglaterra es dond emás se consume.