Tan urgido está de dinero el gobierno para cubrir sus gastos que el presidente Felipe Calderón apremia a diputados e invoca al fervor patrio en la legislación de elevados impuestos. Incluso pide apoyo a la sociedad para los nuevos gravámenes.

El mismo primer mandatario y su secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, manifiestan al unísono que es hora de los acuerdos y "no hay tiempo para distanciarse, para pelearse, para confrontarse".

En contraste, el líder panista, César Nava, instó a sus militantes a enfrentar "con decisión y energía a los señores feudales del PRI a fin de asegurar competencias auténticas democráticas, equitativas y apegadas a derecho".

Son los discursos encontrados, confusos del gobierno y del PAN que revelan incongruencia, pérdida de sentido común.

Hoy, como no se vio antes, el régimen panista está firmemente enlazado a su partido y César Nava -como su antecesor Germán Martínez- no hace nada sin instrucciones de su jefe, el Presidente.

O sea, la estrategia gubernamental consiste en presionar a priístas y perredistas desde Los Pinos y Bucareli para aprobar las onerosas cargas fiscales y, por su parte, el panismo les dirija ataques, así sean triviales, so pretexto de competencias democráticas.

Por ello, el binomio PAN-gobierno navega de bandazo en bandazo sin darse por enterado de la derrota que recibió en las elecciones de julio pasado.

En ese panorama de confusiones y golpes pueriles surgen preguntas de si la dirigencia del PRI va a aceptar las exigencias calderonistas de aprobar impuestos como el de 2% a productos en general y servicios, así como el Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios (IEPS) de 4%, que incluye celulares, teléfonos fijos, computadoras y lo relacionado con la computación.

Peor gravamen, de 11%, sería aplicado a la cerveza, lo cual podría malograr la inversión de mil 200 millones de dólares en dos entidades del país.

La retahíla de nuevos tributos tiene descontenta a la clase empresarial, tradicionalmente adherida al gobierno, porque sobre lo anterior le será aumentado 2% en el Impuesto Sobre la Renta. Insisten industriales y patrones que nunca antes habían escuchado la teoría de incrementos fiscales para devolver a los pobres 10 pesos por cada uno cobrado en 2% al consumo general. Es una falacia hacendaria, manifiestan en coincidencia con analistas de prestigio.

Diputados y senadores cuestionan al gobierno porque pretende desaparecer secretarías de Estado y dar de baja a 10 mil servidores públicos, sin antes cancelar más de mil puestos inútiles de alto nivel, en particular de subsecretarios y oficiales mayores.

De esa manera es imposible erradicar la pobreza, aún con la valentía y patriotismo de los legisladores que plantea Felipe Calderón. Pero aquí es apretada la soga al cuello de los contribuyentes y, casi ahogados, les pide apoyos el primer mandatario para cobrarles más impuestos.

Eso sí, para viajes y dispendios sobra dinero. El espectáculo de luz y sonido, con fuegos artificiales incluidos, de la noche del 15 de septiembre costó una fortuna. Se quiere poner en práctica la costumbre romana de pan y circo, pero aquí falta el pan para tanta gente desvalida.

También hubo dinero para construir un estanque de 100 metros de largo frente a Palacio Nacional, a fin de que la gente del pueblo estuviera lejos del presidente Calderón y no tuviera oportunidad de elevar protestas. Es decir, el primer mandatario sólo saludó a las cámaras de televisión, en close up, después del grito.