Inmerso en la peor crisis de credibilidad desde la era López Portillo, en un escenario en que el hambre se confunde con la sangre, y el desempleo, la angustia y la desconfianza cabalgan en el páramo, el gobierno entrega hoy al Congreso el Tercer Informe del presidente Felipe Calderón

El legajo de tres kilos intentará rescatar jirones de un escenario terriblemente desgarrado: que la economía frenó su caída, pese al escandaloso 10.3% del segundo trimestre del año; que la pérdida de empleos disminuyó su curva de crecimiento, pese a la caída de 400 mil plazas registrada en julio pasado…

Más allá, que la cuenta corriente de la balanza de pagos del país presentó en julio pasado un superávit de 454 millones de dólares, lo que implicó desde un ángulo el freno a la salida por goteo de divisas, y el regreso de la inversión extranjera y, en paralelo, se contuvo a la devaluación de la moneda.

Adicionalmente, que pese a la caída de ingresos el gobierno incrementó en julio pasado su gasto programable 15.2% en términos reales, lo que implica la superación de los recurrentes subejercicios.

Y si le seguimos, que gracias a la astucia de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de haber contratado coberturas para prevenir una eventual caída en los ingresos petroleros, si se contabilizaran los pagos obtenidos, el déficit público a julio pasado, de 143.9 mil millones de pesos, se convertiría en un superávit de 40 mil millones.

El problema, naturalmente, es que los destellos no alcanzan a iluminar un escenario en que la certeza en la mayoría de la población habla de haber pasado de la mediocridad a la ineptitud, o si lo prefiere de la frivolidad a la torpeza.

La catarata es abrumadora: 2 millones 800 mil desempleados en el acumulado; la mitad de la población económicamente activa nadando en la economía subterránea; la corrupción desatada ante la impunidad absoluta: Petróleos Mexicanos (Pemex) en quiebra; el dispendio corriendo por todas las dependencias públicas federales.

En los nueve años de panismo el gasto corriente, es decir, la nómina, la compra de algunos edificios, el pago de prestaciones, el uso de vehículos, de celulares, consumo de gasolina, se ha duplicado, alcanzando 78% del ingreso público, lo que anula cualquier intento de empezar la recuperaron por la vía de la inversión gubernamental.

De ahí el que, a contrapelo de las promesas de recortes sin afectar programas prioritarios, se estén cancelando partidas fundamentales en salud y educación; aplazando proyectos de infraestructura, cancelando programas sociales…

En el panorama, además, durante julio pasado el valor de las exportaciones del país disminuyó 34.7%, en tanto el de las importaciones lo hizo 33.1%.

La inversión externa disminuirá este año 60%; el envío de remesas 25%, y el ingreso petrolero 52%.

Más aún, está latente la posibilidad de que las calificadoras de deuda Standard & Poor’s y Fitch Ratings bajen la calidad crediticia del país, lo que provocaría el encarecimiento de nuevos préstamos.

La proyección habla de un escaso margen de maniobra del país para incrementar sus ingresos, debido en parte a la pérdida del partido oficial de su condición de primera minoría en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; de la precaria habilidad del Secretario de Gobernación para concertar acuerdos políticos; de falta de coyuntura para convocar a una refundación del país.

En el horizonte, el gobierno quemó su escasa pólvora en infiernitos que no lograron atajar la caída económica del país, dada la espesa burocracia a que se enfrentaron las medidas anticíclicas que, por lo demás, no tuvieron jamás ni coherencia ni contundencia.

Por lo pronto, filtrada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) a los legisladores panistas la posibilidad de desaparecer a las secretarías de Turismo, de Energía y de la Reforma Agraria, todos los días la opinión pública descubre nuevas cartas.

El alud, pues, nos está sepultando, por más que se haya pretendido convocar a un puñado de paleros para simular un acto de reconocimiento servil al presidente en Palacio Nacional.

Balance General

Curioso, por señalar un calificativo, que los diputados panistas se llamen a sorpresa por la filtración de un documento de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) en que se detallan las propuestas fiscales que se plantearán en afán de atenuar el boquete de 480 mil millones de pesos que arrastran los ingresos públicos.

Ellos fueron los primeros en recibir la información verbal del propio secretario, Agustín Carstens.

La reunión con la bancada electa se efectuó hace dos semanas.

Al día siguiente le dábamos detalles en este espacio, subrayando la posibilidad de IVA de 15%, saltando de cero, para alimentos procesados, lo que incluye, por ejemplo, latas de sardinas, de atún, espárragos, conservas o platillos listos para calentar.

La cuña, pues, para abrir la brecha a la posibilidad, en paralelo, al Impuesto al Valor Agregado en 2% para alimentos en general y medicinas.

A cambio de ello la tasa general del tributo se bajaría a 12%, dejando abierta la posibilidad de que las entidades federativas la eleven en 3%, 4% y hasta 6% par apoyar su propia causa.

Más allá, le comentábamos la intención de elevar el IEPS (Impuesto Especial sobre Productos y Servicios) a todas las bebidas refrescantes, a los vinos y licores y a los cigarros.

Trato de príncipe

La noticia es que la empresa española CAF (Constructora y Auxiliar de Ferrocarriles), que opera el tren suburbano, pactó con el gobierno una suerte de seguro contra la imposibilidad de recuperar su inversión en un lapso determinado. Dicho con todas las letras, el gobierno le complementará los recursos.

El pacto se hará efectivo en los próximos días, al exigirse el apoyo registrado por el esquema ante el escaso aforo, tantito por los altos costos para un público que prácticamente vive al día, y tantito por la mala imagen tras el choque de dos de sus convoyes, aunada a la desatención para los heridos.

¡Viva la austeridad!

En alarde de respeto a las normas de austeridad implantadas por su gobierno frente a la precariedad presupuestal, el gobernador de Colima, José Silverio Cavazos Ceballos, sólo invitó a 120 personas a su fiesta de cumpleaños.

Ahora que para evitar colados que elevaran la pobreza de la partida destinada al efecto, la fiesta se celebró en una de las sucursales del Correo Español.

Puro cabrito, tequila y canciones torcidas para halagar al festejado: “Silverio, Silverio Cavazos, tormento de las mujeres; a ver quién puede con él”.