Pero aunque la mezcla de platillos está por verse, ya se puede adelantar cuál es la composición esencial.

La estimación oficial es que el conjunto de medidas que se habrán de tomar tienen que cubrir un agujero fiscal de 300 mil millones de pesos, mediante deuda, menos gasto y más ingresos.

Empecemos con el tema de la deuda.

De acuerdo con la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, sólo se puede proponer un déficit si se trata de una condición temporal y se establece el mecanismo para regresar al equilibrio presupuestal.

Si se incluye la inversión de Pemex, se estima que el déficit en este mismo año será del orden de 1.8 por ciento del PIB.

Le puedo asegurar que para el 2010, el déficit que se estaría proponiendo será de alrededor de 0.5 a 0.7 por ciento del PIB superior al de este año.

Esto significa que a través de la contratación de deuda podría obtenerse entre 70 y 90 mil millones de pesos, de los 300 mil millones referidos.

Restaría entonces por cubrir de 210 a 230 mil millones.

Vamos ahora al terreno del gasto.

Se han dado intensas negociaciones al interior del Gobierno para ajustar los presupuestos.

En este caso, los recortes al gasto programable podrían ubicarse en un rango de 100 mil millones de pesos respecto a lo que se desembolsó este año.

Lo más probable es que esta vez sí haya compactación de dependencias públicas y no descarte incluso la supresión de algunas secretarías.

Quedarían entonces por cubrir hasta 130 mil millones de pesos, que surgirían tanto de ajustes impositivos como de incrementos de precios.

Con un diferencial cercano al 18 por ciento entre el precio de la gasolina Magna y su equivalente en EU, lo más probable es que tengamos nuevamente -como hubo el año pasado- ajustes periódicos.

Sería necesario ajustar a lo largo del año 1.75 pesos aproximadamente (incluyendo la inflación prevista). Con este ajuste, diluido en el año, se podría obtener una cifra cercana a los 35 mil millones de pesos.

Si considera que en conjunto, con todos los ajustes en los energéticos y otras tarifas, se obtuvieran 50 mil millones de pesos, restarían cerca de 80 mil millones de pesos.

El movimiento que se ha rechazado de inmediato por parte de los legisladores es el caso del IVA, por lo que es probable entonces que el ajuste más importante provenga de incrementos en los IEPS, así como en el ISR o IETU.

En el caso de los IEPS, no es difícil suponer que la carga fiscal para cigarros y bebidas alcohólicas y apuestas se vaya para arriba.

Está por verse si se agrega alguna carga a servicios como los celulares, como alguna vez se hizo en la etapa de Zedillo. Parece jurídicamente complicado pensar en un impuesto especial a telecomunicaciones.

Sin embargo, con todo y todo, se ve difícil que con estos IEPS se puedan recaudar más de 10 mil millones de pesos adicionales.

Quizás el cambio fiscal más importante, con una tarea recaudatoria de alrededor de 40 a 60 mil millones de pesos, sea en materia de ISR o IETU.

Me parece que la parte más sustantiva de la discusión fiscal va a estar en el aumento de la tasa máxima del ISR o del IETU.

Seguiremos mañana con el tema.

enrique.quintana@reforma.com