Me pareció muy refrescante leer tu columna en la que haces una defensa de la libertad frente a la acción de la autoridad, en el contexto del arresto inconmutable por manejar bajo el influjo del alcohol. La torpeza de las autoridades nos ha llevado a vivir en una cultura de la flagrancia. Las consecuencias de la violación de la ley se diseñan para ser aplicadas en lo inmediato, porque es tal la incapacidad de las autoridades que si no arrestan al sujeto en ese momento, nunca más lo volverán a ver. En países con un mayor desarrollo institucional, a quien conduce bajo los efectos de alguna substancia, se le aplican toda una serie de consecuencias a las que se da puntual seguimiento en el tiempo: suspensión de la licencia de conducir, trabajo en favor de la comunidad, tratamiento contra adicciones, etc.