Hay que dejar funcionar al mercado ya que éste sí funciona. Véase, por ejemplo, lo que ocurrió con el agave, materia prima del tequila, producto que es emblemáticamente mexicano al igual que la tortilla. El tequila comenzó a ser una bebida popular en Estados Unidos en los noventa. La demanda subió al igual que la del agave. Al final de esa década hubo una escasez de esta materia prima lo cual disparó su precio de manera estratosférica. Fueron tantos los que sembraron agave, incluso más allá de la región de Tequila, Jalisco, que, cuando por fin maduraron, se dio una sobreoferta de este producto. Cayó, entonces, su precio.