Las campañas antialcohol implantadas por la Secretaría de Salud, sumadas al comercio ilegal de vinos y licores, así como la comercialización de drogas sintéticas en algunos centros de consumo, desplomaron las ventas de empresas como Bacardí. "En la década de los noventa, la empresa vendía en México siete millones de cajas; ahora apenas coloca 3.5 millones", afirmó Jorge Terrazas, su vicepresidente de asuntos institucionales. Así, ante los efectos de la ilegalidad, en coordinación con la Fundación de Investigaciones Sociales (FISAC) realiza talleres interactivos e informa a la población juvenil sobre los riesgos de consumir destilados de dudosa procedencia.