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Hígado Graso.
02/10/2011
Dr. Oscar Hernández G. - Pulso
Ciudad de México.- El hígado graso también ha sido visto en personas obesas, de hecho una mala fusión es ser obeso y consumir alcohol; pero hay quienes son abstemios.

Ciudad de México.- La mayoría de las personas cuando piensan en enfermedades del hìgado, piensan en cirrosis alcoholica o hepatitis viral. Casi todos han sabido de personas que han muerto por cirrosis hepatica asociada al alcoholismo. El curso y la muerte de estos pacientes es realmente desolador.

Sin embargo, en años recientes, ha llamado la atención la presencia de “cuerpos grasosos” en el hígado. Cuando se toma una muestra o biopsia de tejido hepático de algunos pacientes, se ha podido observar que en su estructura se encuentran “gotitas de grasa” en las células. Esta presencia de grasa en el hìgado desencadenó la búsqueda de su origen.

Se ha enconrado que los pacientes consumidores regulares de alcohol, pueden desarrollar el hìgado graso, aunque no se conoce con certeza en qué tiempo se inicia la acumulaciòn de grasa, o bien, con qué cantidad de alcohol es suficiente para que el hìgado acumule grasa. Lo que sí es un hecho, es que aquellas personas que dejaron de embriagarse de manera regular, lograron normalizar su hígado.

Así las cosas, parece ser que el hìgado graso es tambièn una inflamaciòn leve pero crónica del hìgado –esteatohepatitis-, quizá no tan intensa y aguda como la de una hepatitis viral, pero sí lo suficiente como para detectar sustancias inflamatorias en el hìgado, como citocinas, interleucinas y otros factores de crecimiento. En los casos en los que la agresion al hígado por el consumo de alcohol persiste, esta acumulación de grasa hepática y la inflamación, se perpetùan y avanzan hacia la cirrosis, es decir, hacia la destrucciòn del tejido celular hepático, sustituyendo la estructura funcional del hìgado por tejido cicatrizal, que prácticamente no tiene ninguna funcion.

El hígado graso, también ha sido observado en personas obesas, de hecho, una mala combinación es el ser obeso y consumir alcohol; pero también hay pacientes que nunca se han embriagado y, a pesar de ello, desarrollan hígado graso: la gran mayoría de estos pacientes no consumidores de alcohol, pero que padecen de hígado graso, son obesos. En estos pacientes, la acumulación de grasa no solamente ocurre en la piel y tejido subcutáneo, sino también en el hígado.

El fenómeno inflamatorio –esteatohepatitis- es similar al del hígado graso alcohólico. De la misma manera, si los pacientes no logran bajar de peso, en algunos de ellos el hígado graso podría inflamarse aun más, y eventualmente llegar hasta la cirrosis no alcoholica.

Hoy se considera al hígado graso la enfermedad hepatica metabólica más frecuente, y también constituye la causa más común de cirrosis no alcoholica en el mundo.

Un grupo muy grande de pacientes con hígado graso proviene de la cantera de los enfermos diabéticos. Y es que la aociación entre Diabetes tipo 2 y Obesidad, por momentos parece indisoluble. Muchos pacientes con Diabetes sufren de hìgado graso. El buen control de su azùcar, aumenta la probabilidad de curacion del hígado. Los pacientes que cursan con aumento en sangre de los niveles de colesterol y triglicéridos también pueden acumular grasa en el hígado. El tratamiento medico para la hipertrigliceridemia ha demostrado mejoría en el hígado graso. Es muy común observar en la práctica médica, una combinación de factores en estos pacientes: consumo de alcohol, sedentarismo, obesidad y diabetes.

De tal manera que el medico está obligado a controlar todos los aspectos encontrados en cada individuo, y tratar al paciente como un todo, y no por segmentos o partes, algo de lo cual adolesce la medicina actual super especializada. La reducciòn de peso debe ser paulatina, ya que se han reportado casos de hígado graso en cirugía bariátrica.

Para hacer el diagnostico de hígado graso, se require tomar en cuenta los hábitos en el consumo de alcohol, grado de obesidad, niveles de azúcar en sangre para corroborar si es no diabetico el enfermo, y medir también los niveles de colesterol y triglicéridos plasmaticos.

La función hepatica se puede evaluar midiendo la cantidad de transaminasas, que son enzimas hepaticas que en condiciones normales no deben estar elevadas. El ultrasonido del hígado también es una buena herramienta para el diagnostico y seguimiento del hígado graso. La biopsia hepatica es una buena forma de seguimiento y diagnostico, pero no se recomienda en todos los pacientes, por ser invasiva.

Algo que resulta clave en el hígado graso, es que la mayoría no tiene un sintoma específico, algunos refieren fatiga o dolor leve y “sordo” en el flanco derecho, pero en general cursan asintomáticos: esto impide que el paciente pueda ser tratado tempranamente y revertir la acumulación de grasa en el hígado. Cuando el paciente es manejado oportuna y adecuadamente, el hígado graso es reversible, la mayoría cursa con buen pronóstico, solo una minoría avanza hacia la cirrosis y falla hepatica. pm

Fuente: Milenio    
Categoría: INVESTIGACIONES    





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