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Ludopatía: la enfermedad común y no tratada.
19/09/2011
Redacción
Ciudad de México. Jóvenes son presa fácil. Los Centros de Integración Juvenil trabajan en un programa piloto para atender la adicción al juego. "...los jóvenes suelen mezclar esta adicción con drogas legales como el alcohol y el tabaco".

Ciudad de México (19/Sep/2011).- Gabo resalta por ser el más joven de las 600 personas que están apostando dinero en el casino. Dice que tiene 19 años de vida y seis meses de asistir a diario para apostar. Aun así no lo considera una adicción. Saliendo de la escuela va directo al Yak de Plaza Universidad, el segundo centro de apuestas con más afluencia en la Ciudad de México; el primero está en Plaza Cuauhtémoc y a éste nunca asiste porque ahí sus papás apuestan en grande, hasta siete mil pesos por día. La máquina favorita de Gabo es la de Blackjack, en 40 minutos ganó mil pesos y le invirtió 150. No siempre es así, reconoce.

A unos pasos de él está Sandra, de 20 años, quien comenzó a apostar sus quincenas desde hace dos años. Es hija de un hombre que se reconoce como ludópata y que ha llevado a la adicción al juego a tres de sus ocho hijos. Tampoco la acompaña su padre, “él va a casas de apuesta clandestinas, ahí puede apostar mucho más dinero”.

Ambos jóvenes son parte de una nueva generación de ludópatas —adictos al juego con apuestas— que preocupa a los Centros de Integración Juvenil (CIJ). “Como todas las adicciones si se comienza a edades tempranas se corre el riesgo de tocar fondo de manera más profunda que un adulto y, además, los jóvenes suelen mezclar esta adicción con drogas legales como el alcohol y el tabaco”, dice Lidia Gaona, maestra en adicciones de los Centros de Integración Juvenil y parte del equipo de especialistas que prepara una terapia específica para aquellos ludópatas que no controlan sus impulsos ante el juego con apuestas.

CIJ entra en acción

Hoy, los CIJ cuentan con un programa piloto de rehabilitación para ludópatas que han implementado en Chihuahua y que tienen como proyecto en todos los estados de la República donde exista un CIJ. “En México no hay prevención al respecto, no existen campañas que prevengan la adicción al juego ni terapias exclusivas para ludópatas, en los CIJ incluso, tratábamos a los ludópatas con la misma técnica que a los adictos a sustancias”.

Aunque los jóvenes son pocos en los casinos, porque para asistir se necesita dinero, si son la población que más peligro corre al visitar estos sitios, pues “suelen comenzar a trabajar y apostar todo su sueldo en los casinos debido a que no tienen otra responsabilidad, pues siguen viviendo con sus padres o bien empiezan a hacer de las apuestas su modo de vida”, dice la especialista.

Sandra trabaja de lunes a viernes como recepcionista en una clínica privada. Estudió hasta la preparatoria y su educación y manutención hasta los 18 años fue pagada con dinero de apuestas. Su padre siente adrenalina por ganar desde niño y ha mantenido a su familia de lo ganado en los casinos.

“Aunque también hemos perdido mucho, dos casas, un negocio, varios autos y casi todos mis hermanos estamos en buró de crédito por las deudas en las tarjetas bancarias”.

Con todo y las amargas experiencias, Sandra asiste frecuentemente al casino. Apuesta sólo 100 pesos diarios porque no tiene más. Termina pronto, a veces le duran dos minutos, otras 10 minutos y algunas más, si es que gana. Los días buenos para Sandra son en quincena, ahí si arriesga todo.

Gabo también exprime la cartera. Dice que a finales de mes suele entrar a las partidas del Bingo a la media noche, “son las que tienen más dinero y las mejores”, el máximo premio que ha recibido fue de 30 mil pesos, una cifra nada despreciable para un estudiante de educación física.

No está comprobado que la ludopatía se herede por información genética como el alcoholismo, pero el caso de Gabo y Sandra no es raro para la especialista en adicciones. “No existen aún estudios que comprueben que los hijos de ludópatas tienen cierta disposición genética para al igual que sus padres comportarse fuera de control durante los juegos con apuestas, pero éstos casos suelen ser comunes”.

La ludopatía ha sido poco estudiada en México. Ni siquiera se conoce una estadística real sobre el número de ludópatas, ni la Secretaría de Salud ni en el Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), ni tampoco el sector privado han realizado campañas para prevenir la adicción al juego.

Los Centros de Integración Juvenil han sido la primer institución en tratar de definir el problema de ludopatía en el país. “Estamos realizando conteos en los estados de la República para conocer de fondo el problema pues hasta el momento no hay una cifra que revele cuántos ludópatas asisten a casinos”.

Para que podamos llamar ludópata a un paciente, dice, es necesario que cumplan con un perfil: tener preocupación por el juego, querer revivir lo experimentado en el juego, tener la necesidad de jugar con cantidades de dinero más grandes, asistir con cierta frecuencia a los casinos o centros de apuestas, fracasar cada vez que intentan controlar o interrumpir el juego y ponerse irritable cuando no pueden apostar o se les termina el dinero.

Explica que mucha gente utiliza el juego como una estrategia para evadir otros trastornos mentales como la ansiedad o el estrés. Además es una adicción que suele atrapar en mayor medida a las mujeres, “hasta el momento nuestros estudios nos dicen que 20% de los jugadores de casinos son amas de casa que se toman un tiempo para asistir con frecuencia a apostar”.

Los ludópatas son los que más pierden en el negocio de los casinos, pues terminan sin dinero y con una adicción que casi nadie reconoce tener. Simplemente niegan su enfermedad y su falta de control la disfrazan con un gusto por la adrenalina. Otros sí se benefician y esos son los dueños, pues los casinos dejan ganancias millonarias al mercado de juegos y sorteos. Las casas de juego y sorteos calculan ganancias en 680 millones de pesos en el primer año; la lotería instantánea representa ingresos de 40 mil millones de dólares, mientras que la lotería por internet ya llega a niveles de 15 mil millones de dólares anuales.

Aunque el mundo de las apuestas no sólo se da en casinos, las peleas de gallos, por ejemplo, tienen apuestas que van desde los 500 hasta los 12 mil pesos y se realizan los fines de semana entre la una y las tres de la mañana, dejando ganancias aproximadamente de 36 mil millones de dólares al año.

En México, la Ley Federal de Juegos y Sorteos permite los centros donde se juegan números, como el Yak o el Bingo, así como los centros remotos, locales donde se cruzan apuestas sobre actividades deportivas transmitidas en vivo, también conocidos como books.

Gabo y Sandra no necesitan ir a Las Vegas para perder, ganar y pensar en cada momento del día en el juego, en el país y en la Ciudad de México han encontrado un sitio en el que pasan más horas que en su casa. Gabo confiesa que en fin de semana es de los últimos en salir, tal vez a las tres o cuatro de la mañana, dice que hay días en las que ha hecho las tres comidas del día dentro de un casino, ahí todo le parece familiar, “ya conozco a todos, siempre somos los mismos, las mimas caras, las mimas mañas, el mismo gusto”.

Numeralia

Cifras rojas

20% de los jugadores de casinos son amas de casa.

680 millones de pesos ganancia anual de las casas de juego.

40 mil millones de dólares ingresos por lotería instantánea.

15 mil millones de dólares gana, al año, lotería por internet.

36 mil millones de dólares dejan las peleas de gallo al año.

12 mil pesos apuestan en palenques.

FUENTE: Centros de Integración Juvenil

Fuente: El Informador (Guadalajara)    
Categoría: PROGRAMAS DE PREVENCION    





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