En algunos sectores, la desaceleración ya es un hecho y no solamente una posibilidad, sobre todo los vinculados estrechamente a las exportaciones al mercado norteamericano.

En otros, apenas hay indicios de que la demanda pueda reducir su ritmo y otros más pareciera que están distantes de ese mal desempeño económico.

La verdad, sin embargo, es que es cuestión de tiempo. Prácticamente en toda la economía se van a resentir sus efectos, pero con diversos grados.

La clave para hacerle frente al vendaval está en dos estrategias. La primera es buscar nichos o zonas de la economía que tiendan a ser más estables que el conjunto. La segunda es tener la flexibilidad operativa para hacer ajustes que impidan que una eventual caída en las ventas acabe con los márgenes de rentabilidad de las empresas.

Veamos con más detalles ambas estrategias.

Le va a ir peor a una empresa que concentre la totalidad de las exportaciones en Estados Unidos respecto a otra que venda una parte importante de ésta a Centro y Sudamérica. Y si fuera a China y a la India, pues aún sería mejor.

Pero la realidad es que los mercados emergentes que tenemos más a la mano están en el sur del continente y en ellos la economía se va a enfriar menos.

Por ejemplo, las empresas agrupadas en América Móvil, del grupo de Carlos Slim, van a resistir mejor que empresas maquiladoras que vendan todo a EU.

Otra de las áreas que va a sufrir menos es la que tiene que ver con los bienes básicos que se consumen en el mercado interno.

Como es tradicional, es probable que en el comercio doméstico, aquellos que se concentren en productos como abarrotes o que atiendan a los segmentos de ingresos bajos, se defiendan mejor en esta coyuntura, en contraste, por ejemplo, con tiendas departamentales.

Otra área que seguramente va a resistir mejor es la de proveedores al sector público.

Es inimaginable que, pese a todos los discursos, en año electoral se pretenda reducir el gasto público. El gobierno federal y las paraestatales, pero también estados y municipios, quizás sean compradores más importantes en el próximo año.

Vamos ahora a la otra estrategia.

Si no tenemos forma de acercarnos más a las fuentes de demanda que van a tener más dinamismo y perdemos demanda, hay que tener la habilidad de no dejar que los costos fijos nos estrangulen.

Las empresas que tengan la flexibilidad para acompasarse al ritmo de una economía con desempeño incierto van a ser las más exitosas. Si en un arranque de pánico alguien recorta gastos y despide personal y luego resulta que las cosas no estuvieron tan mal como anticipaba, va a incurrir en mayores gastos por las liquidaciones y además va a perder oportunidades.

Pero en el otro extremo, quien escuche sólo los discursos de los "optimistas" y no haga nada hasta encontrarse en medio de la tormenta, puede ser ahogado por sus costos.

Muchas empresas van a empezar en este mes y el que sigue a preparar sus presupuestos y estrategias para 2012. Hay que crear las condiciones para tener la mayor flexibilidad operativa posible y reaccionar antes que la competencia a los mercados cambiantes e inciertos.