De acuerdo con el Consejo Estatal Contra las Adicciones en Jalisco (CECAJ), 4 por ciento de la población en la entidad ha probado, por lo menos, una sustancia ilícita alguna vez y, entre quienes la consumen, uno de cada cinco se hace adicto.

“El hablar de consumo responsable en las sustancias que son de tipo adictivo es un volado. Todos los enfermos de farmacodependencia, sea cual sea la sustancia, empezaron así, probando, dando alguna justificación”, consideró Javier Robles Arellano, coordinador del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones en Jalisco.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sólo acepta el concepto en el caso del alcohol, dado que al ofertarse dentro de un mercado legal, conlleva un proceso de fabricación supervisado, bajo normas sanitarias.

Son varias las razones que han minimizado los riesgos de consumir ocasionalmente marihuana, cocaína o éxtasis –también llamadas tachas–, que son las de más alta demanda en el estado, por su bajo costo y fácil consumo.

La percepción de inocuidad de la marihuana y cocaína se remonta a sus orígenes médicos; sin embargo, luego de la evaluación de autoridades médicas, se determinó que eran mayores los daños que ocasionan sus características adictivas que las aportaciones que pueden dar a la salud.

También, la tolerancia a estas tres sustancias en reuniones está relacionada con antecedentes de movimientos contraculturales, es decir, tiene un trasfondo de disociación de lo convencional, esencia que se busca potenciar en los momentos de ocio –aunado a la euforia que producen las drogas en sustancias bajas–. Así se genera una asociación de las drogas ilícitas con los momentos placenteros.

Dar el salto de consumidor a adicto depende de diversos factores: baja edad, altos niveles de angustia, baja tolerancia al estrés, depresión, falta de proyectos, ambiente familiar disfuncional o consumo paternal: los hijos de padres que consumen drogas legales son 13 veces más propensos a desarrollar una dependencia.

Asimismo, pueden existir deficiencias bioquímicas que propicien la farmacodependencia, por ejemplo, las personas que tienen una deficiencia en la producción o absorción del neurotransmisor llamado dopamina –encargado de las sensaciones de placer– son más vulnerables a desarrollar dependencia.

Según el CECAJ, desde el primer consumo, las drogas ilegales tienen consecuencias en los individuos, accidentes por pérdida de coordinación, alteraciones del corazón, vómito, diarrea o paranoia.