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Dejan frustración y deuda en productores.
03/07/2011
Florencio Hernández
Se seca el sueño del agave. Con tristeza y desespero, cientos de productores de agave en Morelos ven cómo las hectáreas que sembraron desde hace más de una década se han ido a la basura; pues el no poder comercializar las piñas de agave a otras partes de la república mexicana, ni colocar su destilado de agave en el gusto del público, ha provocado sentimientos de frustración y crisis al interior de sus familias. “

“Después de esperarla ocho años para que fructifique (la planta de agave), es triste ver al campesino que su plantío se echa a perder porque no hay comercialización, porque no hay cabida para nuestro agave.

“Nosotros pedimos que los gobiernos lleguen a un acuerdo para que nuestros productos tengan venta y nos permitan sacar toda esta producción que se convierte en un problema grave, porque al madurar nuestra planta llega a su ciclo, se apaga y se muere en el campo”, expresó José Manuel Portillo Ramírez, productor y representante de los productores de Miacatlán, Morelos.

El ingeniero señaló que en 2009 realizaron un cálculo por el que supieron que, aproximadamente, un millón de toneladas de piñas estaban listas para ser procesadas, y que en la actualidad dicha cantidad se redujo a 700 u 800 mil toneladas, las cuales, debido a la falta de industrias capaces para trabajar el producto, están en riesgo de perderse.

Y es que, como se recordará, durante los años de 1998 y 2001, para amortiguar la crisis del tequila por la que atravesaba el Estado de Jalisco,varios gobiernos estatales presentaron a los agricultores un proyecto para que en sus parcelas cultivaran una especie de Agave Azul Weber Tequiliana, bajo la consigna de que dicha alternativa les dejaría mejores ganancias que los cultivos de maíz o sorgo.

Fue así que, en Morelos, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro), a través de la Dirección de Financiamiento Rural, otorgó una serie de créditos para que en las tierras del General Emiliano Zapata se cultivara el agave, para después venderlo a la entidad jalisciense.

Sin embargo, en 2002, cuando ya más de 500 hectáreas estaban sembradas del Azul Weber, el Consejo Regulador del Tequila notificó a la Sedagro que la especie Tequiliana no podía ser cultivada en Morelos, ni vendida como materia prima a los productores de Jalisco, argumentando que la especie se encontraba protegida por la Ley de Protección Industrial, a través del Tratado Internacional de Protección de la Propiedad Industrial y por Norma Oficial Mexicana 006SCFI-1994.

Fue entonces cuando los agricultores despertaron del sueño y se sintieron defraudados. “Cuando inició este programa, nos dijeron que inicialmente el kilo de piña de agave nos lo pagarían en 8 pesos; actualmente está a un peso. Eso, y sin meter los gastos de lo que es la jima, el corte y el traslado”.

Tras el portazo de la comercialización de las piñas, el entonces titular de la Sedagro, Víctor Sánchez Trujillo, les ofreció convertirse en destiladores, luego del fracaso que vivieron ante su aspiración de volverse proveedores de la materia prima.

Fue así como surgieron en Morelos bebidas alcohólicas bajo las marcas: Refino, Doña Santa, Yautli y Doña Mica (por mencionar algunas). No obstante, debido al fantasma que representa la restricción de la denominación de origen, no pudieron ofrecerse al público bajo el nombre de tequila o mezcal, obteniendo solamente el nombramiento como “destilados de agave”.

De esa manera, inició un nuevo calvario para los campesinos, debido al poco apoyo y asesorías que recibieron por parte del gobierno para comprar la maquinaria necesaria y tratar de salvar las piñas que, ya maduras, estaban por perderse.

Por otra parte, Bernardo Pastrana Gómez, actual secretario de la Sedagro, señaló que en aquel tiempo, a partir de que inició la siembra del agave en la entidad, ya existía una inconveniencia para poder entrar a los mercados, y que era remota la posibilidad de que el destilado producido fuera considerado como mezcal o tequila, debido a la denominación de origen que ostentan cinco entidades de la república mexicana: Nayarit, Michoacán, Guanajuato, Tamaulipas y el Estado de Jalisco.

“Cuando en Morelos iniciamos un proceso de esta naturaleza, había que remar contra corriete, no solamente contra el hecho de no poderlo llamar así como comúnmente lo conoce la gente, y también contra el hecho de que mucha gente podría tener desconfianza de estos destilados”,

dijo el secretario.

Arrojan una larga lista de deudores

A la fecha, son alrededor de 700 productores, tanto en la producción de agave como en su industrialización, los que de alguna forma tienen algún

adeudo con la dirección de Financiamiento Rural de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagro). “De manera sustantiva, es un grupo de

250 más o menos, pero el universo general son 700”, indicó el secretario Pastrana Gómez.

Respecto a la petición que hace unos días realizó el Congreso del Estado, a través del diputado David Salazar Díaz, en el que pidió al Gobierno del Estado, que condonara la deuda de los agricultores, Bernardo Pastrana señaló que: “Si reúnen los elementos técnicos puede ser que así suceda. Pero también es cierto, hay que decirle a los productores que nadie los está correteando con esto, no hay un interés que esté subiendo día a día o que les vaya a generar un problema mayor”.

Informó que desde que inició el proyecto del Azul Weber, los productores han sido apoyados con más de 7 millones de pesos en cuanto a

proyectos de inversión, y que también han tenido una carga financiera que hoy por hoy los coloca en 5 millones 600 mil pesos de deudas de manera particular con la Sedagro, a través de la dirección de financiamiento.

Por lo que muchos de los campesinos se encuentran en la desesperación de que el proyecto no les dio los resultados que esperaban, dejándoles,

únicamente, miles de pesos en deuda ante las autoridades.

Señaló que el punto de acuerdo que solicitó el miembro de la Comisión de Desarrollo Agropecuario para que declare a 226 productores de agave

en cartera vencida debe seguir un proceso, “finalmente es una recomendación que hace el Congreso del Estado que se tiene que tomar con toda seriedad, que busca respaldar a nuestros productores, pero también es cierto que las instancias que tendrán que evaluar esto con la opinión de la Sedagro, habrá de tomarse una definición hacia delante.

Nos preocupa de manera sustantiva el desarrollo de la propia actividad, hay muchos productores agaveros que después de cinco, seis, años con la planta, ya en pleno desarrollo, ya están volteando para poder entrar a nuevos cultivos”, dijo.

Por lo tanto, mientras las autoridades meditan la situación de los productores, si les condonan la deuda que los ha perseguido por varios años, los campesinos han tenido que buscar otras opciones de trabajo, implementadas en sus tierras, para poder sobrevivir.

Ven caer el esfuerzo de años

“Es una ilusión porque se vende muy poco, con trabajos vamos sacando para el jimador, para comprar botellas; nomás le vamos dando vuelta al

asunto, eso es la verdad”, este es el testimonio de Ramiro Andrade, productor de agave y socio de una pequeña destiladora en la que fabrican de manera artesanal el destilado de agave “Yautli”, quien narró y denunció el nulo apoyo del Gobierno del Estado y del Ayuntamiento de Yautepec.

“El gobierno no tienen interés en los campesinos, esta bien claro que no nos apoya para nada; es una mentira, aunque digan lo contrario, el

Gobernador lo sabe al 100 por ciento. Una vez vino un representante del estado y le dije todo esto”.

Señaló que que el esfuerzo que han realizado durante muchos años para ver resutltados fructíferos en sus tierras, no ha servido de nada, pues,

aunque ellos tienen el entusiasmo, no cuentan con los recursos necesarios para la difusión y manutención de sus productos, a lo que las

autoridades no han mostrado mayor interés.

“No es justo que los compañeros pierdan todo su agave en el campo, pero pues el gobierno nos echó a andar con esto y dijo: ahí se arreglan

ustedes, entonces, ahora los problemas son de nosotros”, expresó el agricultor.

Señaló que en Yautepec, cuando se inició la siembra de alrededor de 100 toneladas del Agave Azul Weber, eran un aproximado de 50 productores

los que tenían cultivadas de 2 a 6 hectáreas, superficie que en su mayor parte se perdió, debido a que no pudieron vender su producto por el problema de la denominación de origen, a lo que el afectado calificó como una ilusión y un engaño.

Ante dicho fracaso, las decenas de defraudados tuvieron que buscar una segunda opción para reutilizar sus tierras y obtener ganancias que los

ayuden a los gastos que día a día tienen, ya que la falta de comercialización no los absolvía de la responsabilidad que tenían ante sus familias, a las cuales tenían que alimentar y brindar una manera digna de vida.

“Aquí, la mayor parte voltearon sus agaves; metieron máquina y lo voltearon para sembrar otras plantas, como sorgo y maíz. Volvieron a los

cultivos de antes. En realidad, el agave fue un engaño hacia el productor. ¿Por qué nos dijeron que era un maravilla, y que valía 15 pesos el kilo de agave maduro?

“Hay veces que yo les decía a mis familiares que esto no es negocio, y ellos me contestaban: ya deja eso y dedícate a otra cosa. En verdad, que

de aquí no me he puesto ni siquiera una camisa”, comentó.

Fuente: Diario de Morelos    
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO    





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