La Paz, Baja California Sur.- Aunque las autoridades traten de erradicarla a través de diversos medios, la realidad es que nuestro país mantiene muy arraigada la cultura pirata y en las calles e incluso en centros comerciales, se puede adquirir productos fabricados por empresas que copian diseños de marcas reconocidas, por lo que esta actividad es verdaderamente difícil de poder erradicar.

Esta actividad existe en todos los países pero sus alcances varían de acuerdo a la cultura y condición económica de las personas.

Los artículos piratas pueden verse en prácticamente todas las industrias, existe en los softwares, en la música, el cine, el video, libros, ropa, calzado, licores, perfumes y medicinas, pero lo más grave no es que estos productos sean fabricados, sino que el mercado que encuentran es demasiado amplio.

Los productos más comercializados o más comunes en esta ciudad son la música y la ropa, igual se puede comprar un disco de Vicente Fernández o uno de Lady Gaga por precios que hacen evidente su reproducción ilícita, pero a la gente esto poco le importa y felices de la vida pagan entre 20 y 50 pesos por una obra que cuesta no menos de 250 pesos.

Poco a poco las bebidas alcohólicas empiezan también a tener su presencia en el mercado y hay sitios en los que se puede comprar una botella de whisky por 50 pesos, cuando su valor real puede superar los 300.

Con todo esto el mercado que más auge tiene es la ropa que se vende en las calles y es que una playera de marcas reconocidas que puede tener un costo de hasta 800 pesos, puede ser adquirida del mismo diseño hasta en tres por 130.

Una característica de la piratería es que esta se vuelve cada vez más competitiva y ofrece lo último y más novedoso para satisfacer el gusto de todas las personas.

Asimismo el mayor reto que enfrentan las autoridades es que estos productos se encuentran en el ánimo de la gente y no les importa que estén comprando una marca ilegítima, lo que se busca es tener ropa, licor, juegos de video y los discos de su artista favorito, por desembolsos que pueden ser hasta un 80 % inferiores a su valor real.