“Si un conductor se niega a la aplicación de la prueba de la alcoholimetría se tendrá como una presunción de que va en estado de ebriedad y complementado con el estudio clínico-médico que elaboren o que practiquen los peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, ya no los peritos de la Secretaría de Vialidad, que, bueno, ya hemos visto que desafortunadamente fallaron”.

Estos peritos determinarán con base a la observación de la pupila, del comportamiento, de la forma de hablar y de caminar si un conductor está apto para conducir un vehículo. Estas dos pruebas serán suficientes para que se pierda el derecho a la libertad bajo caución. (Por Gricelda Torres Zambrano)