Para tomar el pulso al mercado interno, veamos cómo se ha comportado la masa salarial real del sector formal de la economía.

Hasta el pasado mes de febrero, el empleo crecía a un ritmo de 4.9 por ciento. A la misma fecha, el crecimiento del salario real fue de 0.2 por ciento, o sea, casi nada. Pero al menos ya no está cayendo.

De modo que la masa salarial real al segundo mes de este año tiene un crecimiento de 5.1 por ciento.

Como un simple referente, en febrero del año pasado, el ritmo de crecimiento del empleo era de sólo 1.2 por ciento, mientras que el salario real caía a un ritmo de 2 por ciento, por lo que la masa salarial retrocedía 0.8 por ciento.

Hace un año, el crédito al consumo que otorgaba la banca comercial caía 16.6 por ciento en términos reales. Ahora tiene un ritmo positivo de 3.9 por ciento real.

La confianza del consumidor se ubicaba en febrero del año pasado en 80.6 puntos. Para el mismo mes de este año, el nivel es de 92.3 unidades, es decir, hay un avance de 14.5 por ciento.

Cuando se observan estos indicadores se puede pronosticar con relativa certeza que este año será mejor para el consumo interno que el 2010. No sé si en materia de tasa de crecimiento, pero sí en los valores absolutos de las ventas de la mayor parte de empresas y comercios vinculados al mercado local.

Otro de los ingredientes que habrá de ser gasolina para el mercado interno es el comportamiento del tipo de cambio.

El abaratamiento del dólar, aunque afecta negativamente a las exportaciones, eleva de facto el poder adquisitivo del mercado doméstico.

El salario promedio de cotización al IMSS era hace un año de 563 dólares por mes, mientras que en febrero de este año subió a 617 dólares. Es decir, hay una mejoría de 9.65 por ciento en los sueldos medidos en dólares.

Poco a poco, los expertos del sector privado se han convencido de que las expectativas de 2011 son mejores que lo previsto y en el sondeo que Banxico dio a conocer al término de la semana pasada, la previsión es un crecimiento de 4.25 por ciento en el PIB, cuando apenas en septiembre del año pasado se estimaba una cifra de 3.5 por ciento.

Incluso, lo más probable es que en los siguientes meses la cifra se vaya revisando hacia arriba y que a la mitad del año esté por arriba del 4.5 por ciento.

Aunque las exportaciones de manufacturas se van a desacelerar gradualmente, no van a caer. Así que es factible que su impulso se sume al del mercado interno, y si no hay sorpresas en los siguientes meses, nada raro sería tener un crecimiento más bien cercano al 5 por ciento, pero, a diferencia del año pasado, con la percepción de que ahora sí se va a sentir en el bolsillo dicho ritmo de crecimiento.

Veremos en los siguientes meses si indicadores como las ventas de los supermercados ya comienzan a registrar con claridad tendencias alcistas que evidencien esta nueva fuerza que está cobrando el mercado interno del País.