Su crecimiento explica el 53 por ciento del total del aumento que registró el PIB el año pasado y es el componente más relevante.

El otro ingrediente importante por su peso específico es la reposición de inventarios, que explicó otro 35 por ciento del impulso.

Pero quizá más importante que el acumulado anual es la trayectoria que tuvo a lo largo del año. De caer en 3 por ciento al final de 2009, creció en 4 por ciento al arrancar el año pasado y luego se aceleró sin frenar al final como muchos temíamos y como habría de ocurrir si se cumplían las expectativas oficiales de crecimiento.

Esto quiere decir que la fortaleza de la economía el año pasado no derivó solamente del mercado externo, sino en buena medida del dinamismo del mercado interno.

Este hecho es muy relevante porque tiene que ver con las perspectivas sobre la economía para este año.

Si el empuje venía exclusivamente del mercado externo, entonces sería factible que al frenarse el empuje de sectores como el del automóvil padeciera la economía completa.

Pero si, como dejaron ver las cifras que el Inegi mostró ayer, el mercado interno tiene una fuerte responsabilidad en el crecimiento, entonces es más factible que en el curso de 2011 pueda mantenerse una tendencia más favorable que la prevista, pues si bien no hay elementos para pensar que el mercado doméstico vaya a moverse más rápido, tampoco lo hay para creer que se vaya a frenar de manera importante.

Quizá por esa razón, el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, declaró en Londres que había posibilidades de que la economía mexicana pudiera volver a crecer este año a un ritmo parecido al del año pasado, que fue de 5.5 por ciento.

Además de lo positivo que esto sería para el empleo y, en general, para los niveles de vida de las familias mexicanas, el hecho tendría implicaciones electorales en al menos dos sentidos, hacia el interior del PAN y en el conjunto de la política nacional.

Ernesto Cordero seguramente hizo fiestas cuando vio estas cifras, pues son más las cosas de las que puede presumir en la conducción de la economía.

No es sólo un crecimiento superior a lo previsto, sino uno que dependió menos del exterior de lo que suponíamos.

Este hecho fortalece su posición como precandidato panista.

En el ambiente electoral general, como ya le comenté más de una vez, no es automático que un mejor desempeño del aparato productivo implique de manera inmediata una ventaja para el partido en el poder... pregúntenle a Zedillo, que tuvo 4 años excelentes en materia de crecimiento y que no fue suficiente para hacer ganar al PRI.

Pero la experiencia de Fox muestra que el PAN sí ha capitalizado electoralmente los mejores signos del desempeño económico, cuando se han presentado, y que ha pagado con más costos políticos las debacles económicas.

Quizá sea muy temprano para revisar los pronósticos de este 2011, pero lo cierto es que poco a poco las cosas empiezan a alinearse para tener un mejor resultado económico de lo que suponíamos hasta hace pocas semanas.

enrique.quintana@reforma.com