Si no hay cambio de planes, la fracción del PRI en el Senado presentará hoy formalmente su propuesta de reforma fiscal.

Habrá que verla en detalle para ver cómo logra "cuadrar" el círculo, pues una cosa es señalar conceptualmente que menores tasas impositivas en IVA e ISR generarán más ingresos y otra diferente es explicar en detalle cómo sucederá.

En este espacio hemos examinado el hecho de que una tasa generalizada de 12 por ciento del IVA da a Hacienda algo así como 25 mil millones de pesos anuales adicionales, dependiendo de lo que se incluya en la canasta básica que mantendría la tasa cero.

Es incierto cuál puede ser el efecto recaudatorio adicional, derivado del sistema de cobro que se plantea, en el cual sólo se podrá obtener la reducción del IVA si se solicita una devolución y, por tanto, si se tiene una factura.

En lo que se refiere a la reducción del ISR máximo de 30 a 25 por ciento, la pérdida recaudatoria sería de alrededor de 30 mil millones de pesos.

La apuesta es que, a la larga, estas medidas propicien un crecimiento de la economía que dé como resultado un aumento de la base gravable y, por lo mismo, de la recaudación absoluta.

Conceptualmente, suena muy bien la propuesta. Sin embargo, veo muy complicado que se tengan los respaldos necesarios para que prospere.

En primera instancia se han manifestado resistencias de los propios diputados del PRI a la iniciativa.

Pero aun si el PRI en su conjunto la respaldara, no es suficiente en el Senado para que salga adelante. Y, hasta ahora, en los términos planteados, ni el PAN ni el PRD se sumarían, por lo que no habría los votos necesarios para sacarla adelante.

En el caso de la reforma laboral, todo dependerá de la habilidad para negociar tanto con el sector patronal como con los diputados del PRI que provienen del sector obrero.

No se ve sencillo que salga adelante, pero probablemente no tenga tantas trabas como la fiscal, por lo menos en los términos que se habían negociado en diciembre y que no tocan ni con el pétalo de una rosa al poder de las dirigencias sindicales.

Otra más de las que se quedó en agenda fue la reforma a la ley de competencia.

Aunque algunos funcionarios públicos le ven posibilidades, por el ambiente político que se percibe, se ve muy difícil que pueda prosperar.

Los diputados tendrían que reelaborar la iniciativa y nuevamente tener consenso respecto a ella. Tras lo anterior, deberían enviarla a la Cámara de Senadores, apostando a que esta vez sí le darían luz verde.

No es imposible, pero veo poco probable que ocurra.

No es ninguna sorpresa ni descubro el agua tibia. Mientras más cerca del 2012 estemos, más influencia electoral habrá en las decisiones legislativas.

Por eso, cada reforma propuesta va a tener que vencer obstáculos crecientes pues si se percibe que no es rentable electoralmente, entonces difícilmente prosperará.

enrique.quintana@reforma.com