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COORDENADAS La inercia del gasto público
03/03/2011
Enrique Quintana
Arrancamos el 2011 sin la jauja fiscal que vivió el Gobierno el año pasado. Incluso, ahora tenemos déficit.

Los ingresos tributarios del primer mes de este año se estancaron, pero el gasto público siguió para arriba.

Los ingresos fueron iguales en términos reales que los del año pasado, de acuerdo con el reporte que ayer ofreció la Secretaría de Hacienda.

Pero en algunos casos incluso hubo fuertes caídas, como en el IVA, cuya recaudación decreció en 8.2 por ciento en términos reales.

Ojalá que este descenso no sea un indicio de una menor actividad económica.

Hay la expectativa de que no sea así porque en materia de ISR-IETU-IDE (tomando los tres juntos) hubo un crecimiento real de 4.4 por ciento.

A pesar de que los ingresos petroleros crecieron en 6.9 por ciento en términos reales, en conjunto no se pudo evitar que la totalidad de los ingresos presupuestales del sector público hayan descendido en 3.3 por ciento en términos reales en enero. Los no presupuestales fueron los que permitieron quedar tablas.

Uno podría pensar que ante este escenario, los gastos se hubieran ajustado.

Pues no. La inercia de los gastos públicos pareciera que esta vez no se va a interrumpir en enero.

El gasto programable del sector público, es decir, el que tiene que ver directamente con las decisiones que toman el Gobierno y sus empresas, creció en 6.9 por ciento en términos reales.

Dentro del gasto programable, el que más creció -para variar- fue el gasto corriente, con una tasa real de 11.6 por ciento, equivalente a 14 mil 540 millones de pesos más.

Sólo los gastos que no dependen del Gobierno salvaron un poco las finanzas públicas, al caer en 5.5 por ciento.

De cualquier manera, hay una gran diferencia entre la situación de las finanzas públicas al arrancar el año pasado, cuando había un superávit de 6 mil 369 millones, mientras que hoy tenemos un déficit de 700 millones de pesos.

En otras palabras, y para ya no cansarlo con más cifras, esto significa que aunque el precio del petróleo se esté yendo para arriba, como otros conceptos de ingresos públicos vienen para abajo, el Gobierno apenas está ajustando su gasto.

Cuando el Presidente Calderón señaló hace unos días los costos de la gasolina importada como algo que no podíamos perder de vista, seguramente no conocía las fuertes caídas en algunos conceptos de la recaudación. Son más amenazantes que el mayor costo de las gasolinas.

Tan sólo por concepto de IVA hay 2 mil 800 millones menos en las arcas públicas pero, en contraste, en la nómina del sector público hay un gasto adicional de cerca de 7 mil 500 millones de pesos más.

Cuando se ve la estructura del gasto público se aprecia lo poco que ha cambiado en muchos años.

Por ejemplo, la inversión física directa representó en enero apenas el 9.1 por ciento del gasto programable total. Hace 10 años ese mismo porcentaje fue de 7.4 por ciento. O sea que se logró avanzar en ¡1.7 puntos en toda una década!

Por mucho tiempo se ha planteado la necesidad de una reingeniería del sector público completo. Muy poco se ha hecho.

Si el gasto estuviera bien aplicado, probablemente incluso fuera conveniente que tuviéramos un déficit mayor.

Pero con las inercias que tenemos, aunque el precio del petróleo mexicano siga para arriba, no habrá ingresos que alcancen a financiar a un sector público obeso y que rinde muy pocas cuentas.

Fuente: Reforma    
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA    





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