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COORDENADAS El despegue del crédito.
01/03/2011
Enrique Quintana
Por primera ocasión, desde que estalló la crisis de 2008, todos los segmentos del financiamiento están creciendo.

Durante la crisis y la recesión de 2009 creció mucho el crédito pedido por el sector público, tanto a escala federal como local.

De hecho, todavía se trata del segmento de crecimiento más rápido, pues en enero de este año tenía una tasa de 22 por ciento en términos reales.

El sector público en su conjunto se endeudó más para gastar y amortiguar el impacto de la crisis.

Luego, cuando la economía empezó a repuntar el año pasado, de nueva cuenta logró crecer el crédito a las empresas.

En la medida en que percibían que su mercado empezaba a moverse, muchas compañías usaron de nuevo el crédito bancario, que mayormente es empleado para financiar capital de trabajo.

Al arrancar este año, la tasa de crecimiento del crédito otorgado por los bancos a este sector creció en 6.2 por ciento en términos reales, un ritmo que ya no es nada despreciable.

Sin embargo, con todo y la recuperación de la economía, el crédito que no crecía era el de consumo.

Aunque los recursos estaban disponibles, los bancos detectaron que muchos individuos guardaron sus tarjetas o simplemente no usaron sus líneas de crédito.

La razón es que persistía la incertidumbre. La gente no estaba dispuesta a endeudarse si, por ejemplo, tenía temor de perder el trabajo.

Por esa razón, con todo y crecimiento y creación de empleos, en diciembre pasado, el crédito al consumo cayó en 0.3 por ciento en términos reales.

Las cosas finalmente empezaron a cambiar en enero. Por primera vez en muchos meses, el crédito al consumo ya tuvo un signo positivo, todavía de un modesto 2 por ciento, pero crecimiento al fin.

Del primer mes de 2010 a enero pasado, el saldo de este tipo de financiamiento creció en 22 mil 900 millones de pesos, lo que puede dar un empuje importante al mercado interno, pues el empleo ya empezó a desacelerarse y los salarios reales difícilmente van a crecer este año.

Por las revisiones hechas hasta ahora, todo indica que los incrementos salariales van a alinearse a la inflación.

Así que el crédito será determinante para empujar la demanda interna.

Si se ve el detalle, se detecta que aún no es el uso de tarjetas de crédito lo que ha repuntado, pues el crédito vía tarjeta volvió a caer en el arranque de este año, con un retroceso de 4.9 por ciento.

Más bien es el financiamiento de bienes de consumo duraderos, como automóviles o productos para el hogar, lo que tiene más empuje.

El costo del crédito en tarjetas se ha abaratado significativamente, pero sigue siendo el más caro.

Está actualmente en un promedio de 25 a 26 por ciento anual, pero en 2009 estaba arriba de 30 por ciento.

Es decir, todavía se paga usualmente una tasa mensual de más de 2 por ciento a pesar de una inflación de apenas unas décimas de punto porcentual.

La clave para que el crecimiento del crédito al consumo no sea una llamarada fugaz sino un fuego duradero es que la gente perciba que el crecimiento de la economía mexicana va a ser sólido y va a repercutir finalmente en nuestros bolsillos.

Ojalá ocurra.

enrique.quintana@reforma.com

Fuente: Reforma    
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA    





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