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COORDENADAS Los impuestos del futuro.
26/11/2009
Enrique Quintana
Para desgracia de los contribuyentes, en casi todas partes, lo que se ve en el futuro son más impuestos.

De acuerdo con los datos del FMI, el déficit fiscal de los países avanzados será este año de aproximadamente 9 por ciento del PIB y para el 2010 será apenas un poco menor.

De acuerdo con los programas que los gobiernos han presentado, se espera que aún para el año 2012 los déficit promedien 6 por ciento del PIB.

Sólo para dimensionar este tamaño, a principios de la década de los 90 los desbalances fiscales llegaron a su punto más crítico, alcanzando poco más de 4 por ciento, pero hacia el final de la década prácticamente estaban en cero.

El déficit fiscal no es otra cosa que deuda pública. A veces se olvida ese principio elemental. Y, como toda deuda, algún día tiene que pagarse.

Para poder hacerlo, normalmente los gobiernos tienen que poner en práctica programas para recortar gastos o para aumentar ingresos.

Por la propia naturaleza de los Congresos, que son los que usualmente tienen que aprobar la política fiscal, es menos frecuente que haya recortes de gastos que alza de impuestos.

El que se haya echado mano del déficit para estimular las economías en esta coyuntura significa que alguna vez tendrán que cobrarse más impuestos para poder saldar la deuda.

Lo peor es que ya antes de que atravesáramos por esta crisis había una presión fiscal subyacente que amenazaba con requerir de más impuestos y que se aprecia perfectamente en el plan de salud de Obama... o en las crecientes demandas de recursos para pagar las pensiones públicas en México.

Una parte del problema tiene que ver con el cambio de la pirámide poblacional en el mundo desarrollado y aun en países como el nuestro.

La mayoría de las naciones avanzadas ya consumieron su "bono demográfico" y ahora tienen una creciente tasa de dependencia derivada de una proporción de población retirada y jubilada cada vez mayor.

En México nos quedan algunos años de ese bono... pero las perspectivas para aprovecharlo son en este momento muy limitadas por el bajo crecimiento potencial que existe en el mediano plazo.

Eso significa que ante el riesgo de que en el curso de la siguiente década haya una carga tributaria mayor, es probable que el impacto sobre las familias en nuestro País sea más alto que en países en los que el ingreso per cápita es de 20 mil dólares anuales o más.

Es diferente que pague más impuestos un suizo a que lo haga un trabajador mexicano.

Hay ahora esperanza por la iniciativa de los líderes de las fracciones de los tres grandes partidos en el Senado para realizar una discusión que permita -ahora sí- una reforma fiscal a fondo.

Pero cuando se perciba que esa reforma seguramente va a significar una mayor carga, verá usted que el entusiasmo va a reducirse considerablemente, y probablemente todo quede en palabras.

No sólo porque a ningún político le gusta subir impuestos, sino por el hecho de que sólo habrá aceptación de esa carga adicional cuando realmente el sector público haya hecho un esfuerzo efectivo de racionalización y eficiencia, que no se ve en el horizonte.

Más vale que nos pongamos a trabajar para tener una economía que crezca más de 5 por ciento al año, pues sólo así se podrá generar la recaudación que se requiere simplemente para hacerle frente al cambio generacional que ya vivimos.

Fuente: Reforma    
Categoría: FISCAL    





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