GUADALAJARA, JALISCO (18/FEB/2011).- Hay quienes prefieren tomar whisky de la manera tradicional “en las rocas”: en una copa grande de boca ancha con un modesto cubo de hielo, otros optan por mezclarlo con sodas de sabor ginger ale (jengibre) o manzana. Cual sea el estilo de consumir, para disfrutar de un buen destilado es necesario conocer a fondo las bondades que el whisky posee: sus años de añejamiento, las barricas en las que es almacenado, así como los aromas y sabores naturales que desprenden al momento de servir a la mesa.

Este 2011, The Macallan llega a México con la finalidad de consagrarse como “el mejor whisky del mundo”, que de la mano de Casa José Cuervo propone una esencia diferente para consumir. Federico Lagorreta, gerente de Casa José Cuervo, considera que en el país se cuenta con un mercado donde hay una amplia oportunidad para introducir esta bebida típica de Escocia, bajo una categoría Premium.

La principal arma de Macallan para atraer a un nuevo consumidor es la información, pues actualmente este whisky realiza diversas demostraciones y catas para demostrarle al público las bondades más destacadas de la marca.

Lagorreta explica que en México se comercializarán tres categorías: 12, 18 y 25 años, que dependiendo del gusto del consumidor Macallan satisface ampliamente hasta el paladar más exigente y experto en whisky.

“En Macallan se encontrarán con un whisky de malta, en comparación a otros que están en el mercado que son blends o mezclas, nosotros nos diferenciamos por un sabor muy diferente (…) queremos entrar con una propuesta elegante y de calidad superior a la competencia”, resalta Lagorreta.

Años de sabor

The Macallan se oferta con tres distinciones en lo que a añejamiento corresponde:

• 12 años: su sabor es más fuerte debido a su añejamiento en barricas de roble, su color es bronce en tanto que su resabio es dulce y duradero con cacao, chocolate, pochoclo, roble y turba suave. El comensal podrá disfrutar de un sabor frutal de mermelada de naranjas, cítricos, almendras y chocolate blanco, mientras que en su aroma destaca una esencia dulce a vainilla, almendras quemadas, soga de cáñamo, toffee cremoso y miel.

• 18 años: después de ser añejado en barricas de jerez y bourbon hechas de roble, el whisky adquiere un sabor complejo y poderoso al paladar. Aquí el color ámbar es protagonista de un aroma floral con frutas exóticas con mando, jazmín, avellanas y tabaco. Su sabor resalta con nueces tostadas, duraznos, jengibre, miel, malta y un toque de humo de abedul, por lo que su resabio es un largo tono malteado, pasto seco de verano con turba fresca, miel y cascara de naranja.

• 25 años: en este whisky se mezclan las barricas más antiguas para dar pie a una bebida suave, su color es dorado oscuro con un resabio largo de turba, pimienta blanca recién molida y malta dulce. Su aroma corresponde a vainas de vainilla y damascos frescos, por lo que su sabor se conserva gracias al toque de tabaco y chocolate, pan duro de centeno, crema de caramelo y un detalle de malta.

En ese sentido, Jonathan Rueda, catador y embajador de Macallan, destaca seis pilares que fortalecen a este whisky:

• Easter Elchies House: el corazón de la destilería Macallan, construida en 1700 en Escocia. Lo que asegura tradición y originalidad en el whisky.

• Alambiques: la bebida es destilada en pequeños alambiques de cobre para originar una destilación uniforme y rica.

• Corte perfecto: durante el proceso de destilación es seleccionado el 16% de la bebida para que ésta madure, lo que sin duda es un complejo procedimiento que dota de calidad a la categoría single malt.

• Barricas exclusivas: fabricadas bajo un proceso artesanal con roble europeo y americano, que alberga previamente Jerez oloroso y Bourbon americano.

• Color natural: las tonalidades distinguen a Macallan, ya durante el proceso jamás se añade algún tipo de colorante ni caramelo.

• El mejor whisky del mundo: bajo la batuta del maestro Bob Dalgarno, Macallan selecciona a los barriles que están listos para salir al mercado debido a la excelencia del añejamiento.

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