
Guerra de Calderón deja adictos a un lado
14/02/2011
Gabriela Minjárez
Gabriela Minjárez
La guerra contra el narcotráfico que en esta ciudad ha cobrado la vida de más de 7 mil 500 personas en los tres últimos años, ha dejado de lado la atención de las adicciones porque las políticas públicas en materia de prevención y rehabilitación se mantienen rezagadas a tal punto que los sistemas locales de atención a la farmacodependencia, públicos y privados, viven su peor crisis.
Esto a pesar de que Juárez es la ciudad con mayor consumo de drogas a nivel nacional y que los factores de riesgo de desarrollar una adicción, así como los índices de consumo de drogas han ido al alza en edades cada vez más tempranas, de acuerdo con distintos estudios aplicados a nivel local.
“Desde hace dos años estamos en crisis prácticamente, esta situación nos ha pegado a todas las instituciones, tanto a organizaciones de la sociedad civil como a organizaciones no gubernamentales que nos dedicamos a esto, aunque hacemos nuestro mayor esfuerzo”, resume el director de Centros de Integración Juvenil (CIJ) y de la Unidad Municipal de Atención a las Adicciones, José Antonio Rivera Rojas.
Explica que esto se debe no sólo a que los proyectos de atención a la farmacodependencia no se han concretado y los recursos económicos no han fluido, sino que la situación económica, la inseguridad y el temor provocado por los ataques armados en contra de los centros de rehabilitación han alejado a los usuarios de drogas y a sus familiares de todos los esquemas de atención.
“Hemos tratado de trabajar como antes, sin embargo, en la última reunión que tuvimos en el Sistema de Vigilancia Epidemiológica coincidimos que los pacientes y familiares no están acudiendo ni a los procesos de tratamiento, ni a la consulta y orientación por diversas razones: económicas, de seguridad y miedo”, agrega.
Tal situación ha generado que en los últimos años los sistemas de atención a la farmacodependencia registren una caída en la atención de pacientes y los que ofrecen internamiento operen a medias.
Esto se ve reflejado tan sólo en el CIJ, donde el año pasado recibían un promedio de 40 a 50 solicitudes de pacientes nuevos al mes para recibir consulta externa, cantidad que se redujo de 20 a 15, tendencia que se mantiene este año.
“Simplemente los jóvenes no están llegando a los sistemas de atención por la situación que aquí se vive, tienen desconfianza”, dice.
Mientras que en el caso de los centros de rehabilitación con internamiento, los usuarios de drogas y sus familiares han preferido alejarse de ellos por desconfianza y temor a sufrir un atentado.
Así lo advierte Guadalupe Muñoz Saucedo, directora del albergue Misericordia y Vida para el Enfermo con Sida, quien expone que los adictos hoy prefieren morir en la calle que refugiarse en centros para rehabilitarse.
“El otro día mencionaba una de las chicas: si las calles son inseguras para mí, el centro de rehabilitación también lo es, de perdida en la calle corro, pero en el centro no; así que cada vez menos son una opción para ayudarlos a superar sus adicciones y nada se está haciendo con ellos a pesar de que es un problema de salud pública”, refiere.
Comenta además que mientras las políticas de prevención siguen sin avanzar, el trabajo realizado por organizaciones no gubernamentales se ha ido al traste con la presencia de fuerzas federales de seguridad que desconocen la problemática local en materia de adicciones.
Narra, por ejemplo, que al desconocer que en Juárez las drogas de mayor impacto son la heroína y cocaína inyectadas, agentes de la Policía Federal decomisan las jeringas nuevas a los enfermos y éstos se ven obligados a reutilizar las viejas o las de otros compañeros, lo que ha derivado en un problema de salud pública por las enfermedades de transmisión por vía sanguínea, como el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) o Virus de la Hepatitis C.
“Por eso en el trabajo que hacemos las asociaciones para prevenir estas enfermedades no hay mucho avance y los adictos de drogas están cada vez más vulnerables a todo, mientras que la demanda y el consumo de drogas en la ciudad sigue igual”, manifiesta.
Exhiben indicadores problemática local
Y es que mientras el Gobierno federal se ha empeñado en afirmar que la lucha para debilitar a la delincuencia organizada es para que “la droga no llegue a tus hijos”, el hecho es que los centros escolares de nivel básico y sus alrededores representan un entorno de alto riesgo que favorecen la adicción a las drogas entre estudiantes.
De acuerdo con los resultados de tamizajes (cuestionarios breves) aplicados el año pasado en secundarias de la localidad, el 15 por ciento de casi 66 mil alumnos de nivel básico están en situación de riesgo de consumir drogas o desarrollar una dependencia a algún estupefaciente, aunque hay planteles donde ese porcentaje se eleva casi hasta el doble.
Los sectores de mayor riesgo por concentrar mayor cantidad de población de entre 12 y 14 años y el mayor tráfico de enervantes, son la zona Centro, el norte y el surponiente de la ciudad, principalmente las áreas denominadas Morelos-Las Torres y El Granjero.
Mientras que en el nivel medio superior, preparatoria o bachillerato, la mitad de los alumnos considera que es “muy fácil” o “fácil” comprar drogas, lo que ha derivado en un incremento en el consumo y acceso a los estupefacientes.
La “Segunda Encuesta Nacional sobre Exclusión, Intolerancia y Violencia en las Escuelas de Educación Media Superior 2009” aplicada por la Secretaría de Educación Pública arrojó que el 49.8 por ciento de los preparatorianos en el país considera que es “muy fácil” o “fácil” comprar drogas.
Así, Juárez se ha convertido en la ciudad que ocupa el primer lugar nacional en materia de drogadicción al estar “nueve veces arriba” de la media nacional en el consumo de drogas, según informes de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud.
De acuerdo con los datos de la dependencia a cargo de la Secretaría de Salud federal, aquí los adictos consumen de cinco a 10 dosis diarias a un precio en el mercado negro de 50 pesos cada porción, cantidad que regularmente cubren con la comisión de delitos porque aproximadamente el 70 por ciento son desempleados o trabajadores ocasionales.
Según el CIJ, el panorama de consumo de drogas en Juárez es desalentador no sólo porque es la ciudad con el consumo per cápita más alto del país, sino porque hay un abuso en el consumo al mezclar más de una sustancia a la vez.
Rivera Rojas menciona que, con base en sus estadísticas, la mariguana es la droga de mayor consumo a nivel local, seguida de la cocaína, la heroína, los inhalantes, drogas de uso médico, el alcohol, tabaco y las metanfetaminas.
Comenta que ante la crisis económica, los inhalantes registran de julio del año pasado a la fecha un repunte en el consumo porque es una sustancia relativamente más económica.
Aún pendiente prevención y tratamiento
Pese a estos indicadores, muchos de ellos revelados apenas el año pasado en distintos foros realizados a nivel local, la atención de las adicciones en Ciudad Juárez aún es materia pendiente.
“En lo particular no noto ni una disminución ni un incremento significativo en el consumo de drogas a nivel local como para decir que es resultado del combate al narcotráfico como lo dice el Gobierno federal, porque según los datos parece que aquí no hay menos droga disponible y tampoco ha dejado de pasar a Estados Unidos donde tampoco ha disminuido el consumo”, afirmó Teresa Almada Mireles, académica de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).
Revela, sin embargo, que el problema de fondo que se vive en esta ciudad es que los modelos preventivos y de rehabilitación que aquí se aplican son muy atrasados, además de que existe poca investigación sobre el tema de las adicciones.
“Normalmente se identifica la prevención con pláticas o dar información, pero es un modelo muy agotado, la prevención tiene que ver con incidir en los factores asociados al consumo y no tanto en dar información”, expone.
Mientras que en materia de rehabilitación, explica que se trabajan modelos en los que se atiende al adicto de manera aislada, sin revisar y modificar sus contextos, cuando lo que se requiere es un tratamiento de base comunitario para que replanteen su vida y se habiliten para la vida al desarrollar capacidades cognitivas, relacionales, afectivas, laborales y productivas.
“Hay una simplificación del fenómeno de las drogas que lleva a plantear como que todos los consumidores fueran iguales y como si consumir todas las drogas sea lo mismo, cuando uno de los elementos que aparecen con mayor claridad es la exclusión social, por eso la mejor forma de prevención y de rehabilitación tiene que ver con facilitar opciones educativas y laborales, relacionales, ambientes más adecuados para las personas sean farmacodependientes o no”, afirmó.
Ante la ambigüedad de los datos y la atención a este fenómeno en Ciudad Juárez, Almada Mireles comentó que la UACJ lleva a cabo una investigación sobre adicciones, en la que se buscará conocer no sólo la cantidad de consumidores, sino historias de vida de farmacodependientes para tratar de encontrar perfiles y tipologías de consumidores.
Con estos datos, del el estudio en el que también participan María del Socorro Velásquez Vargas y Wilebaldo Martínez Toyes, del Centro de Investigaciones Sociales (CIS), la universidad busca hacer un aporte y replantear una propuesta de políticas públicas en términos de la prevención y reducción de daños de las adicciones, así como la rehabilitación y reinserción social y laboral.
La investigación apoyada por el Centro Nacional Contra las Adicciones (Conadic) se prevé concluirla a más tardar en mayo.
Fuente: El Diario de Juárez
Categoría: REGULACION Y NORMATIVIDAD
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