La OCDE ya nos amenazó con que terminaremos el año con una caída peor que la que la mayoría anticipa y que será del 8 por ciento.

Ojalá se equivoque, pues eso significaría que en las últimas semanas del año volveríamos a recaer.

Con las cifras que dio a conocer el INEGI el viernes pasado, la caída de los tres primeros trimestres resultó de 8.1 por ciento. Para cerrar el año en el nivel que prevé la OCDE sería necesario que en el cuarto trimestre el descenso fuera de 7.8 por ciento luego del retroceso de 6.2 por ciento en el tercero.

En realidad, la mayor parte de los expertos supone que no empeorará el comportamiento de la economía en los últimos meses del año, sino que habrá un retroceso de "sólo" 3.5 por ciento, con lo que tendríamos una caída anual cercana al 7 por ciento.

La verdad es que para la vida diaria, las estadísticas del PIB son irrelevantes. Lo que sí podemos concluir es que en términos generales, la temporada decembrina será mejor que la pasada por la expectativa, pero quizá sea peor por las ventas.

El hecho es que, aunque a menos ritmo, la economía ha seguido cayendo si se compara con las cifras del año pasado y lo seguirá haciendo quizás por unos meses más.

Las referencias del pasado nos dicen que durante el mes de diciembre, tradicionalmente, hay un 30 por ciento más de poder adquisitivo que en el promedio de los otros meses del año.

Hay varios factores que lo explican. El más importante de ellos es el pago de los aguinaldos. De acuerdo con las estadísticas oficiales, aproximadamente 14 millones de personas recibirán el aguinaldo legal de 15 días.

El salario promedio de cotización es actualmente cercano a los 6 mil 900 pesos mensuales, así que por este concepto el ingreso adicional será al menos de 48 mil millones de pesos.

Sin embargo, también es tradicional que el gasto público se acelere en diciembre.

Por ejemplo, el año pasado el gasto total del sector público realizado en el mes de diciembre fue de 514 mil millones de pesos, mientras que el promedio de los 11 meses previos fue de 214 mil millones. Esto significa que el gasto adicional ascendió a 300 mil millones de pesos.

Pese a los recortes del año, es muy probable que este gasto de diciembre se vaya a mantener alto, por lo que las erogaciones del Gobierno van a funcionar como amortiguador de las variaciones a la baja del gasto privado... aunque eso no sea muy sano en términos de la racionalidad de las asignaciones por la prisa de gastar en lo que sea.

Pero quizá las diferencias más grandes en diciembre respecto al año pasado sean dos.

La primera es positiva. El año pasado estábamos en la incertidumbre completa. No sabíamos si habría una depresión de grandes proporciones o si se iba a detener la caída de la economía. Ahora, pese a las dudas, se visualiza una lenta recuperación.

La segunda es negativa. Hace 12 meses no teníamos una crisis tan prolongada como la de hoy. Ya hay un tremendo desgaste en muchas empresas y en gran número de familias, lo que probablemente abone negativamente al desempeño que pueda tener la economía en los próximos meses.