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Colaborador invitado.- Pensamiento joven y adulto.
16/01/2011
Juan W. Zinser
Recientemente se aprobó ampliar el horario de los antros hasta las cinco de la mañana.

México, D.F.- El beneplácito de los empresarios del ramo y de muchos jóvenes es obvio, el doctor Manuel Mondragón, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, considera que es un retroceso que aumentará los percances automovilísticos, mientras que los legisladores responsables de aprobar dicha medida lo niegan y argumentan que en una ciudad de vanguardia la vida no termina a las tres de la mañana. Se ha escuchado, además, la legítima preocupación de la sociedad civil por el riesgo que representa esta disposición, como lo ha expresado Joaquín Quintana, presidente de Convivencia sin Violencia, A.C. Sin necesidad de entrar en detalles estadísticos, es conocido que durante la madrugada en la mayoría de los accidentes fatales participa el abuso del alcohol. Y no hay duda que prolongar la estancia de los clientes en los antros incrementará el consumo del mismo, en muchos casos a niveles tóxicos.

El tema ha generado controversia, cómo analizarlo para tratar de concluir cuál debe ser el mejor camino para la sociedad. Consideremos los siguientes puntos:

1. ¿Qué intereses han impulsado esta iniciativa y si se han evaluado cuidadosamente los beneficios y riesgos?

2. ¿Realmente se puede esperar que los antros controlen y supervisen con eficiencia los excesos en el consumo de alcohol, cuando en relación con los espacios 100 por ciento libres de humo de tabaco han sido tolerantes al no cumplir una ley que ha demostrado grandes beneficios? El mensaje que se recibe en los antros es "aquí la ley no se respeta".

3. Quienes defienden la libertad de divertirse sin restricciones por parte de la autoridad probablemente ignoran que la maduración del lóbulo frontal del cerebro termina a los 24 años de edad. Esta región del sistema nervioso es responsable del juicio crítico y de la capacidad de anticipar las consecuencias de los actos. Es habitual que antes de esa edad un joven considere que puede manejar en estado de ebriedad a 160 kilómetros por hora sin exponerse a un accidente, a pesar de saber que otros así han fallecido. Los jóvenes en el fondo agradecen que se les fijen límites.

4. La mayoría de la gente bajo el exceso del alcohol no controla adecuadamente su coordinación física y mental, pero de mayores consecuencias es el hecho que tampoco controla su capacidad de limitar ciertas actividades, aunque éstas expongan su vida y la de los demás. De ahí que una de las obligaciones del Estado es acotar y sancionar a quien se ha excedido. Seamos realistas, el alcoholímetro ha demostrado ser una medida efectiva que ha salvado muchas vidas, pero no hay que exponerlo a llegar a su nivel de incompetencia.

5. El rechazo o aceptación de esta ley no debe verse como una confrontación entre viejos y jóvenes, o entre conservadores y liberales y menos aún como una actitud intolerante y fundamentalista que bloquea la autorregulación de la conducta. Implementar medidas para reducir la violencia y los accidentes automovilísticos secundarios al consumo excesivo de alcohol debe verse como algo práctico y no filosófico. Esta ley puede transmitir a los jóvenes un mensaje ambiguo, ya que por un lado son conminados a divertirse sanamente y por otro se propicia a que se excedan en el consumo de bebidas alcohólicas. Si el alcohol puede causar violencia, no es suficiente dejar al criterio de la gente el consumo del mismo.

6. El pensamiento joven, aventurero, innovador, desafiante, a veces sin límites, convive en la sociedad y muchas veces en la misma persona con el pensamiento adulto, más responsable y reflexivo, más conservador y a veces temeroso. Estas dos formas de pensar deben verse como una mancuerna presente en la persona, la familia y la sociedad. Pero no siempre son intercambiables ni se deben mezclar arbitrariamente. Hay decisiones que se deben tomar o como jóvenes o como adultos. Las leyes se deben elaborar básicamente con criterio adulto, considerando las consecuencias y la evidencia que protege a la mayoría y no los intereses de una minoría. Esperamos que esta ley no tenga efectos adversos, pero indudablemente es riesgosa, por lo que también debemos esperar un monitoreo estrecho de acuerdo a los reportes que genere la Secretaría de Seguridad Pública, ya que no debemos ser complacientes en propiciar el consumo excesivo de alcohol en una sociedad que no parece estar preparada para evitar sus consecuencias y que ya vive un clima creciente de violencia.

El autor es oncólogo del Instituto Nacional de Cancerología y presidente del Consejo Mexicano Contra el Tabaquismo.

juanwzinser@infosel.net.mx

Fuente: Reforma    
Categoría: REGULACION Y NORMATIVIDAD    





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