Pero esa diferencia no fue la única. Adentro del partido en el poder, el PAN, se notó y siguen notando profundas diferencias.

Todavía esta semana, senadores del PAN, específicamente el ex Gobernador de Aguascalientes, Felipe González, criticó fuertemente algunos términos del Presupuesto aprobado por los diputados y pidió incluso el veto presidencial.

En respuesta, la coordinadora de los diputados panistas, Josefina Vázquez Mota, ha rechazado las versiones de la falta de vigilancia al gasto federal de los gobiernos estatales y Hacienda ha reivindicado el Presupuesto que se obtuvo.

Días antes, un grupo de senadores panistas se había enfrentado precisamente a Hacienda, a la que acusaba de ignorarlos en la confección de las propuestas fiscales para el próximo año.

Pero no todo quedó en el PAN.

Adentro del PRI también se hicieron manifiestas discrepancias entre las dos Cámaras y se notó la fragmentación del poder.

Por un lado, se hizo notar -sorpresivamente para algunos- el poder del sector campesino, que marcó el ritmo de las negociaciones del Presupuesto y, por otro, la capacidad de operación de un grupo de gobernadores que ha tenido el poder de fijar la agenda legislativa.

Algo que pareció chiste, pero que también reflejó estas diferencias, fue la actitud del Senado para frenar el dictamen aprobado por la mayoría de los diputados de su partido para establecer el "doble puente".

Ya antes habían surgido diferencias profundas adentro del propio sector privado en las que, por ejemplo, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios respaldaba la propuesta presidencial de un impuesto generalizado a las ventas de 2 por ciento, mientras que otros grupos empresariales la rechazaban.

También en el tema de la consolidación fiscal dio la impresión, entre algunas organizaciones patronales, de que las cúpulas defendían el interés de poco más de 400 grupos más que el del grueso de los empresarios privados.

En el momento en el que la economía del País está en el piso y en el que, por tanto, uno podría pensar que habría una propensión a los acuerdos entre las diversas fuerzas para tratar de remontar la crisis, este cuadro no nos genera una sensación precisamente optimista.

Quizá por eso, en la perspectiva de la OCDE que se dio a conocer ayer, de nuevo hubo un ajuste a la baja en las previsiones del PIB en México.

Para este año, la caída se estima en 8 por ciento, frente a una caída promedio de 3.5 por ciento en el conjunto de los 30 países de la agrupación.

Y, para el 2010, la previsión es un crecimiento de apenas 2.7 por ciento.

Es decir, al final del próximo año, según este pronóstico, todavía estaremos 5.5 por ciento por abajo del nivel que teníamos en 2008.

Incluso considerando la previsión para 2011 y que ubica el crecimiento del País en 3.9 por ciento, aun así, quedaríamos 1.8 por ciento abajo.

Como quien dice, si no hay cambios sustantivos, apenas al acabar el sexenio regresaremos al nivel previo a la crisis.

Las previsiones en la OCDE

(Crecimiento del PIB anual %)

2009 2010

EU -2.5% 2.5%

Japón -5.3 1.8

Zona Euro -4.0 0.9

Canadá -2.7 2.0

Reino Unido -4.7 1.2

Australia 0.8 2.4

México -8.0 2.7

OCDE -3.5 1.9

Fuente: OCDE