La iniciativa de Acuerdo Legislativo va en el sentido de solicitar que los 125 ayuntamientos que cuenten con un reglamento sobre publicidad verifiquen su aplicabilidad y en su caso lo actualicen de acuerdo al Código Urbano del Estado; en el caso contrario sirvan expedir el reglamento correspondiente, donde se contemplen las cuestiones de contaminación visual ambiental, de imagen urbana y de protección civil con respecto a la publicidad.

Destacó que resulta excesivo el número de espectaculares que se encuentran en la Zona Metropolitana y Conurbada de Guadalajara y en otros municipios del estado, calculados en más de 10 mil, toda vez que los municipios consultados no otorgan datos concretos al parecer por desconocimiento.

Los espectaculares, añadió, "son considerados como los agentes contaminantes más agresivos debido a que, por un lado, sobreestimula al ser humano con la exposición indiscriminada de información, creándole un ambiente caótico y excitante que le produce ansiedad momentánea; por otro lado, afecta el espacio físico, ocultando las fachadas de los edificios con al superposición de carteles que terminan desvalorizando la arquitectura; desvirtúan e invaden el espacio público con postes para carteles que entorpecen el tránsito peatonal y destruyen la vegetación que impide la visibilidad de sus anuncios".

Puntualizó que la mayoría de estos espectaculares contienen mensajes subliminales "incitando al consumo de alcohol y tabaco, en otros más a la industria del sexo y existen otros muy claros en donde se promocionan eventos, por ejemplo, artistas o cantantes portando armas largas y pistolas fajadas a la cintura, en una clara invitación a la proliferación de la violencia; otros promueven ropa interior con modelos prácticamente desnudos o de bebidas alcohólicas que hacen sentir que tomándolas se alcanzará cierto estatus social".

Una ciudad con contaminación visual materializa la ausencia de una política pública para la ciudad y la deficitaria o inexistente regulación del espacio público y privado. Así, las ciudades se convierten en escaparate de la publicidad, la que pretende vender sus productos sin tomar en cuenta el entorno y la saturación del ojo humano.

Al titular de la SCT solicitará que haya revisión de los permisos de los anuncios espectaculares y a los titulares de salud y medio ambiente para que estudien si no hay riesgo a la integridad de la población, la publicidad.