Y no es muy difícil inferirlo. Si el director general del Instituto y el Presidente de la República hablan de la necesidad de reformas, hay dos objetivos claros.

El primero es un cambio en el régimen de las pensiones de los trabajadores en activo y no sólo de los de nuevo ingreso, como se dio en el pasado.

El segundo es la creación de un ambiente que permita plantear el aumento de las cuotas en el seguro de enfermedades y maternidad.

Para el 2011, para solventar una parte del déficit de este seguro, se autorizó tomar recursos de los seguros de riesgos de trabajo e invalidez y vida.

Del caso del régimen de pensiones de los trabajadores del IMSS ya hemos hablado muchas veces. No es financieramente sostenible, pero hasta ahora no se ha querido abordar el problema de frente. Por lo pronto, dejemos el punto y vayamos al tema del posible aumento de cuotas.

El argumento formal que explica la necesidad de más dinero es impecable. Hay un aumento de la esperanza de vida de los asegurados y con ello un cambio en el patrón de enfermedades.

Como ahora hay más enfermos de padecimientos como diabetes, cáncer, hipertensión, entre otros padecimientos, sale mucho más cara la atención.

Es tan obvio el cambio, que si usted contrata un seguro de gastos médicos mayores en el sector privado, cuando rebasa los 65 años, el costo de las primas se dispara varias veces respecto a lo que paga usted, por ejemplo, si tiene 50 años.

Hasta aquí todo parece claro.

Sin embargo, en esta materia pasa como con los impuestos. El Gobierno dice que hace falta recaudación, pues el dinero no alcanza para el gasto social o de infraestructura... pero hace muy poco para hacer un uso más eficiente del gasto.

Me parece que el Gobierno no estará en capacidad de plantear un aumento de las cuotas del seguro de enfermedades mientras no haya hecho un esfuerzo por eficientar el gasto del IMSS.

Por un lado hay un contrato colectivo de trabajo que permite que los jubilados se retiren con un porcentaje adicional respecto a su último salario o que premia por el hecho de que el trabajador llegue a tiempo a su trabajo o que no falte, por ponerle sólo algunos ejemplos.

Pero el problema no es sólo el contrato de trabajo. La estructura corporativa del IMSS es sumamente pesada.

¿Sabe usted cuál es el número de funcionarios que reciben una remuneración anual superior a 1.5 millones de pesos? Hay 115 personas así y hay otras 400 que ganan entre 1 millón y 1.5 millones de pesos anuales.

Es decir, existen 515 funcionarios del IMSS que tienen un ingreso equiparable de más de 83 mil pesos al mes.

¿Ya ve que no es sólo el sindicato?

Si luego de hacer eficiente al Instituto, sobre todo en su estructura burocrática y sus ventajas sindicales, resulta que sí hay que aumentar cuotas, pues entonces creo que la sociedad estará en plena disposición de discutirlo.

Sin embargo, si se plantea un incremento de las cuotas con la actual estructura, dentro de poco vamos a estar igual que ahora.

Pero pareciera que, como siempre, estamos poniendo la carreta adelante de los bueyes.