El accidente de hace unas semanas frente a un centro comercial en Felipe Pescador dejó como saldo la muerte de Gustavo Garza y un enfrentamiento posterior entre el Tribunal Superior de Justicia y la entonces Procuraduría estatal. Aun cuando hubo enmienda en la aplicación de la ley, no dejó satisfacción plena, porque al final de cuentas está tipificado como homicidio imprudencial. Provocar un accidente en estado de ebriedad, ni siquiera de esa magnitud, no constituye un delito grave en Durango, aun dentro del esquema del Nuevo Sistema de Justicia Penal, por lo tanto, no amerita castigo ejemplar.

El otro grave percance de la semana anterior en el boulevard Domingo Arrieta, que pudo ser trágico -cuando una camioneta conducida por una dieciochoañera, acompañada de tres amigas, no respetó el alto y se volcó tras un choque- comprobó cuán vulnerable está la población por los errores de irresponsables como éstos, que no reciben la pena justa.

Hasta hoy, los diversos reportes periodísticos destacan que Paco, el papelerito que resultó lesionado y de milagro se salvó de mayores daños, no ha recibido el apoyo mínimo de la conductora involucrada ni de la familia.

El caso llamó más la atención, porque encierra una historia de pobreza en la que este niño, el menor de varios hermanos, ayuda para la manutención en su casa y eso le añade una dosis importante de injusticia a esa ley de tránsito.

Lo más probable es que en la mente de la mayoría permanezca la idea de que Paco es víctima directa, no colateral, de la irresponsabilidad de una jovencita que a velocidad extrema, casi acaba con su vida y de paso afectó la condición de su familia, mientras que ella, ilesa en el percance, ya está con los suyos, y muy probablemente hasta al volante de otro vehículo, quizá nuevo.

Estos dos últimos casos son parte de una serie de accidentes registrados desde siempre, pero resulta que la ley nunca ha sido modificada de manera tal que quienes delinquen, paguen en proporción al daño que causan. Parece ser que ante un conductor embriagado, esta condición es una buena excusa para decir que no era consciente de sus actos, y por lo tanto, no provocó el percance en sus cinco sentidos, así que el alcohol, absurdamente, es más un atenuante que un agravante.

Por la regularidad con que están ocurriendo estos hechos en los que muchas vidas están en riesgo, valdría la pena que los legisladores de Durango revisaran esta circunstancia y decidieran reformar esta ley estatal tan injusta y desventajosa para las víctimas.

Total, lo único que se necesita es voluntad política, el consenso está más que garantizado. Ya dispuestos, nuestros diputados han demostrado que en 24 horas pueden realizar hasta modificaciones mucho más complicadas.

CÉSAR GUILLERMO MERAZ y Elpidio G. Velázquez serán dos nuevos duranguenses cuyos restos reposarán en la Rotonda de Los Hombres y las Mujeres Ilustres de Durango. El primero pereció trágicamente hace más de 35 años y la causa de su muerte quedó en la indefinición. Una bala en la nuca acabó con su existencia, justo cuando aspiraba a la dirigencia estatal de la Confederación Nacional Campesina. El general Velázquez fue gobernador de esta entidad y ahora será un hombre ilustre en Durango... MÁS QUE OPORTUNO el momento para comentar que en esta Rotonda ya es tiempo de que concluya la categorización partidista en todo lo que ahí se organiza. Al diputado federal Pedro Ávila Nevárez parecen haberle endosado eternamente el discurso oficial cada día 2 de Noviembre y hasta la autoridad para que decida lo demás... ESTOS EXCESOS DEL sector oficial han propiciado que en ese lugar reposen restos de gente ajena a Durango, sin trayectoria de haber hecho algo por esta tierra y, en cambio, otros, ejemplo de lo contrario, ni siquiera figuran. Tal es el caso del padre de Olga Arias, un señor oriundo de Toluca, Estado de México, cuyo único mérito para estar en ese sitio es el de haber sido el padre de tan excelente escritora.