En un extremo están quienes señalan que se puede aislar su efecto, que como se trata principalmente de enfrentamientos entre grupos de delincuentes, no impactan la vida regular de las empresas y de la actividad productiva en el País.

La visión oficial está en un punto medio.

Por un lado, reconoce que sí hay violencia y que ésta sí afecta la actividad económica, pero dice que se trata de algo localizado en zonas muy específicas, que no tiene un efecto global.

Por ejemplo, el Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, señaló hace algunos días lo siguiente en Washington: "Sí, hay un problema de inseguridad real que seguramente está afectando algunas decisiones de inversión en puntos muy focalizados. Pero en el agregado y en el total del País, a pesar de los problemas de inseguridad que tenemos, México se sigue viendo como un buen destino de inversión".

Hay otras opiniones que señalan que el impacto que la violencia tiene sobre las decisiones de inversión es mucho mayor que lo reconocido por la autoridad y ya afecta al País en su conjunto y no sólo a regiones.

¿Cuál es la realidad?

Mi parecer es que la afectación es mayor que lo que el Gobierno hasta ahora ha reconocido, pero ese hecho se hace notar sobre todo en las inversiones que no realizan los propios mexicanos.

Hasta los países más violentos del orbe tienen inversiones. El tema es que el riesgo que los inversionistas perciben se incluye como un dato adicional en el análisis que determina la viabilidad de un proyecto, trátese de un inversionista extranjero o local.

En la medida en que la inversión mexicana en el extranjero ha crecido y se ha diversificado, las grandes empresas del País -como la mayor parte de las extranjeras que invierten en México- tienen diversas opciones, en las que podrían contemplar a países menos y más violentos que México; con mayor o con menor inseguridad jurídica.

El tema de fondo es que en la medida en que la violencia o inseguridad se convierte en un punto en contra a la hora de hacer las evaluaciones, se requiere que otros puntos a favor pesen más.

Hasta ahora, pareciera que los extranjeros han respondido mejor que los mexicanos en esta materia.

Al primer semestre del año, la inversión extranjera directa total en el País creció en 2010 en 27.6 por ciento respecto al mismo periodo de 2009.

En el caso de la inversión fija total, su crecimiento promedio de los primeros siete meses del año fue apenas de 0.7 por ciento.

¿Qué puede estar determinando que los extranjeros aumenten sus inversiones, mientras que los mexicanos no lo hacen?

Una hipótesis es que el empresario nacional tiene una percepción más clara de los riesgos que hay en el País por la situación de violencia que el extranjero.

La otra es que los extranjeros están más acostumbrados a ambientes en los que existe la violencia social como la que hoy tenemos, por lo que al ponderar los diversos factores, invertir sigue resultando atractivo.

¿Cuánta de la inversión nacional que no se ha efectuado tiene que ver con la inseguridad?

Es difícil saberlo, pero me parece que la proporción no es poca.