
COORDENADAS
¿Dejamos la recesión?
06/11/2009
Enrique Quintana
Enrique Quintana
¿Será cierto, como dijo el Presidente ayer, que terminó ya la recesión económica en México?
En México no hay un árbitro independiente que determine el fin de la recesión. Quizás, a falta de éste, el Presidente Calderón decretó el fin de la recesión en México.
En Estados Unidos, el Gobierno de Obama no puede hacerlo porque es el National Bureau of Economic Research (NBER) el que determina el comienzo y el final de las recesiones.
El NBER no usa el criterio popular de dos trimestres a la baja en el PIB para determinar el inicio de una recesión, sino que estudia un conjunto de variables para determinar ese momento.
Le recuerdo que el NBER estableció que el comienzo de la actual recesión fue muchos meses antes de que estallara la crisis financiera: diciembre del 2007.
Si el crecimiento del PIB fuera el único indicador relevante, efectivamente, con la medición al estilo norteamericano, la recesión habría terminado ya en el tercer trimestre.
Sin embargo, quedan dudas porque en Estados Unidos no hay certeza respecto a cuándo cambiarán las tendencias en materia de empleo.
En el caso de México, por primera vez en la historia, el Presidente se refiere a la información del PIB "a la
norteamericana".
Tradicionalmente, en los discursos oficiales, los funcionarios se han referido al PIB en su medición usual, es
decir, comparándolo con el mismo trimestre del año anterior.
Con esa medición, la cifra del tercer trimestre indicará una caída que Hacienda estima en 6.4 por ciento y que el
INEGI dará a conocer oficialmente el próximo 20 de noviembre.
Pero la medición de trimestre contra las cifras desestacionalizadas y anualizadas del trimestre inmediato
anterior, en contraste, dará un crecimiento de 2.7 por ciento, según la propia estimación de Hacienda.
En este espacio le hemos insistido desde hace meses en que esa medición permite observar de manera más
específica los cambios de tendencia y que, por lo tanto, es más relevante en momentos como los actuales.
Así que no puedo dejar de celebrar que finalmente el Gobierno le ponga el acento. Sin embargo, tampoco puede
pasarse por alto el hecho de que resulta sospechoso que se utilice sólo cuando parece convenir a la
presentación de un cuadro económico más positivo y que, por ejemplo, se haya omitido toda referencia a la
caída de más de 20 por ciento -con la misma metodología- que tuvimos en el primer trimestre.
Si hubiera una oficina autorizada para determinar el fin de la recesión en México, probablemente ya hubiera
dictado que ésta terminó desde hace unos tres meses, cuando la tendencia del empleo cambió y cuando hubo
todo un conjunto de variables que empezaron a mostrar resultados positivos.
Pero, ojo, el fin de la recesión -le hemos insistido- no implica el comienzo del crecimiento y mucho menos de la
prosperidad.
Apenas esta semana le hablábamos de algunos indicadores que nos hacen temer un nuevo tropiezo.
Es más, si ubicáramos el fin de la recesión hasta el momento en el que regresemos a los niveles de producción
que teníamos antes de la crisis, aun considerando un crecimiento de 3 por ciento en el 2010 y de 5 por ciento en
el 2011, deberemos esperar hasta el fin de ese año para volver a la línea de flotación.
Y si la comparación se hace contra el PIB per cápita, entonces la espera habrá de prolongarse hasta el 2012.
Así que más vale no sumarse a la euforia presidencial.
Fuente: Reforma
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
