El 20 de octubre es la fecha que la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria establece para que la Ley de Ingresos quede aprobada por la Cámara de Diputados. Luego, la de Senadores tendrá hasta el 31 de octubre.

De modo que todo indica que las negociaciones van a estar a todo lo que dan desde hoy y durante el fin de semana.

No se trata solamente del asunto de la propuesta priista para bajar en un punto el IVA, sino también del planteamiento panista de poner un "miniIVA" de 2 o 3 por ciento a alimentos y medicinas (con excepción de una canasta básica).

Y agregue usted como otros dos temas que también van a estar sobre la mesa la posibilidad de aumentar el déficit público en algunas décimas de punto porcentual y el de la fijación del precio del petróleo.

Para no hablar en el aire, veamos de cuánto dinero estamos hablando en cada caso.

Por ejemplo, en el caso del punto del IVA implicaría que los contribuyentes dejaríamos de pagar algo así como 34 mil 500 millones de pesos el próximo año.

No hay estimaciones precisas de lo que podría significar el miniIVA que algunos panistas han propuesto, pero en este caso el pago adicional sería también de varias decenas de miles de millones de pesos.

En el caso del déficit, tome en cuenta que, de acuerdo con las estimaciones de Hacienda, cada décima de punto porcentual del PIB es equivalente a 14 mil 140 millones de pesos.

Así, pasar el déficit de 0.3 por ciento a 0.7 por ciento del PIB implica recursos adicionales para el Gobierno de 56 mil 560 millones de pesos.

Uno podría pensar que todas estas magnitudes, dentro de una bolsa global de ingresos de 3 billones 378 mil millones de pesos, son casi nada.

Pero imagínese lo que podría hacerse con 56 mil millones de pesos adicionales o piense en lo que implica dejar de pagarle al fisco 34 mil 500 millones. Estamos hablando de cifras gigantescas.

Como cada año ocurre, han pasado las semanas, y en lugar de una discusión pública y bien sustentada respecto a las ventajas y desventajas, lo que vamos a tener casi con seguridad es la típica encerrona de último momento, en la que van a intercambiarse fichas, no sólo en materia de ingresos públicos, sino en los otros temas que las bancadas tienen en su agenda.

Al final de cuentas, la estructura de ingresos públicos con la que se va a operar el año próximo va a ser muy parecida a la actual, con las modificaciones en el margen que permitan a los partidos o al Gobierno obtener rentabilidad política en un año tan importante como va a ser el 2011.

Como ayer le comentaba en este espacio, los incentivos de los políticos en lo individual frecuentemente son la satisfacción de las cúpulas de sus grupos o de sus patrocinadores.

Y, en el caso de los partidos en conjunto, el incentivo es vender su imagen electoralmente, aunque las medidas propuestas resulten a largo plazo contraproducentes.

Espere para principios de la próxima semana la "noche de brujas" adelantada... por los horrores con los que eventualmente podemos amanecernos luego de las negociaciones partidistas.