
Vinos / Sur de Ensenada.
08/10/2010
Rodolfo Gerschman
Rodolfo Gerschman
Acabo de regresar de un viaje a Baja California, algo así como el 20 en estos últimos 15 años. Visité el sur de Ensenada, más allá del Valle de Santo Tomás -zona que muchos consideran la gran promesa de la viticultura regional- y también me di tiempo para ver una que otra bodega pequeña de las que han surgido en últimos años en el Valle de Guadalupe.
Viajé al sur con los propietarios de la bodega Roganto, Rogelio Sánchez y Antonio Escalante, que tienen un viñedo en el Valle de San Jacinto, a 20 minutos de Santo Tomás, y cuya producción se nutre también de contratos con productores de Llano Colorado, cabecera del valle de San Vicente, a 2 horas de Ensenada.
Escasos 90 kilómetros se vuelven inacabables por la carretera tortuosa, el traqueteo asmático de los tráilers que crean largas serpientes de vehículos y los retenes militares. Pero la excursión vale la pena y conviene reservarle al menos una mañana. La primera cosecha comercial de Roganto se liberó en 2001, aunque sus socios comenzaron a hacer vino en 1987, para su propio consumo y el de amigos.
Si hay algo que diferencie sus vinos de los del Valle de Guadalupe, es su escasa salinidad y sobremaduración, lo cual contribuye a su proverbial fineza. Además de la habilidad enológica de Antonio Escalante, gran parte de estas virtudes se debe a su materia prima, proveniente de los viñedos del sur de Ensenada. Como en todo lo que tiene que ver con el vino, hay básicamente dos factores: clima y agua.
Estos valles están muy próximos al mar (alrededor de 10 kilómetros) lo cual crea un microclima más fresco durante la época de maduración, con una temperatura media inferior durante el día a la del valle de Guadalupe, y una amplitud térmica mayor, pues desciende más durante las noches. Esto creó mejores condiciones para una maduración más lenta y más sincronizada entre la formación de azúcar y la de fenoles.
El agua es más abundante también, tanto por la capacidad de sus pozos como por el agua de los arroyos y del río San Vicente. De hecho la zona de San Vicente fue centro de las misiones dominicas (que reemplazaron a las jesuitas en el siglo 18) debido a su fertilidad y abundancia de agua. Hoy día esas condiciones están vigentes, sólo que unas cuantas hectáreas de sus pastizales fueron reemplazadas con viñedos. L.A. Cetto y Santo Tomás poseen tierras en esta zona, además de Alberto Curis y otros viticultores que proveen de uva a muchas de las bodegas -pequeñas y grandes- del Valle de Guadalupe.
Aunque el paisaje es hermoso, no hay que esperar aquí la sofisticación del Valle de Guadalupe. Es más rural, sobre todo. Casi no hay, curiosamente, bodegas. La uva se procesa en Ensenada, San Antonio, Guadalupe o Tecate. Pero en San Jacinto, Llano Colorado y San Vicente hay, sin duda, más futuro que en otros valles. De esa zona salen los grandes Tempranillos y Cabernet Sauvignon de las bodegas mexicanas. Rogelio y Antonio saben de ese potencial y le han apostado. Cuando la carretera que une la zona con Ensenada sea más transitable, ese potencial será más evidente. La próxima seguimos con Guadalupe.
Región: Priorato, España
Enólogas: María Elena Jiménez y Martha Casas
Cepas: Garnacha, Cariñena, Cabernet Sauvignon y Syrah
Nariz: aromas de roble fino, moras y un notable acento mineral
Boca: potente y elegante, con taninos maduros y dulces, bien balanceados por su fresca acidez, con buen equilibrio de alcohol. Persistente con final mineral
Maridaje: platillos de sabores consistentes como rack de cordero o confit de pato, y quesos maduros
Calificación: 89 puntos
Precio: 448 pesos
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Amplitud térmica
Mide la diferencia de temperaturas entre el día y la noche en una zona, y es importante en el cultivo de la uva para vino durante su maduración. Un descenso mínimo de 12 °C es necesario para que la vid repose durante la noche, para que desarrolle sus polifenoles y que no pierda acidez.
Fuente: Reforma
Categoría: TIPOS DE PRODUCTO
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