
COORDENADAS
Hipocresías fiscales.
23/10/2009
Enrique Quintana
Enrique Quintana
Dice un adagio que sólo hay dos cosas inevitables en este mundo: los impuestos y la muerte.
Piense por un momento en algo irreal: que pagar impuestos fuera optativo. Que se dejara a la voluntad de cada
quien aportar una cierta cantidad de su ingreso en calidad de ISR o una proporción de sus ventas en forma de
IVA.
¿Cuántas personas conoce usted que harían estas aportaciones voluntarias a las finanzas públicas?
Si encontró alguno, le encargo que me mande el nombre, pues debe ser alguien extraordinario.
Ahora le pregunto, ¿conoce usted a un funcionario público que de motu propio se lance a recortar sus gastos y
que admita que tiene un exceso de burocracia?
Tampoco lo veo. Lo que encuentro es siempre la queja de que no les pagan bien y que además les falta
presupuesto para hacer todo lo que quisieran hacer.
Una más. ¿Ha visto usted a algún político profesional, trátese de funcionario de partido o de algún nivel de
gobierno que esté de acuerdo en darles poder a los ciudadanos y perderlo ellos? Para casi todos -supongo que
habrá alguna excepción- esto es algo que iría contra su naturaleza.
Si hasta parece magia, hasta a los más acérrimos críticos de los políticos, cuando se vuelven diputados o
funcionarios públicos, se les cambia un chip en el cerebro y se convierten en defensores de la clase política.
Va la última. ¿Conoce usted a algún dirigente sindical que piense primero que nada en el bienestar de los
trabajadores que supuestamente representa?
También debe andar por allí uno que otro espécimen extraño, pero el 99 por ciento piensa primero en sus
intereses. En todo caso, defienden los de sus agremiados cuando en ello les va el poder o la posición.
Sin embargo, resulta que lo que es sabido por todos, no se admite públicamente.
Los empresarios dicen que sí están dispuestos a pagar impuestos. Los funcionarios dicen que quieren ser
eficientes y austeros. Los políticos dicen defender a la ciudadanía. Los dirigentes sindicales hasta marchas y
plantones hacen, presuntamente para defender a los trabajadores.
Vivimos en dos planos. El de las apariencias que deben cubrirse y el de las realidades, en las que la mayoría de
los puntos de vista que dicen defender el interés común, en realidad defienden algún interés particular, trátese
de lo económico o lo político.
Quizás el mejor ejemplo de lo anterior sea lo que va a suceder en el Senado con las reformas aprobadas por el
PRI en la Cámara de Diputados.
Resulta que tras la metida de pata de César Nava, que quiso pasarle al PRI el costo de un paquete impopular,
los senadores priistas en unas cuantas horas le cavaron su tumba al acuerdo.
Y ni la defensa que hicieron Carstens y Gómez Mont de lo votado por los diputados fue suficiente para hacer
cambiar de opinión a los priistas.
Así que en este mundo de volteretas van a coincidir en los hechos los legisladores leales a López Obrador, los
senadores del PRI, el presidente del PAN y una parte de las cúpulas empresariales.
Del otro lado van a estar los diputados del PRI, algunos gobernadores, diputados del PAN y el Gobierno de
Calderón.
¿Cómo ve la peculiar mezcla de bandos?
Por lo pronto, si ya había hecho su análisis de los impactos que iba a tener el paquete fiscal, más vale que los deshaga porque tendremos otro diferente que va a quedar listo para el final de la próxima semana.
Fuente: Reforma
Categoría: FISCAL
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