
COORDENADAS / La aversión al riesgo
19/07/2010
Enrique Quintana
Enrique Quintana
Hay ciertas etapas del ciclo económico en las que la clave para consolidar la recuperación de la economía es un cambio en el estado de ánimo, y particularmente una reducción sensible de la aversión al riesgo.
Ese es el reto en México para los próximos cinco o seis meses.
Hay indicadores que nos hablan de que el mercado interno tiene cierto aliento, pero que todavía no se refleja en un incremento de los niveles de ventas.
Una de las variables más importantes es la masa salarial real del sector formal de la economía. De acuerdo con los datos más recientes del IMSS, el empleo crece a un ritmo de 4.4 por ciento, pero el salario real cae 0.9 por ciento.
Esto significa que el poder de compra de la masa salarial total crece a un ritmo de 3.4 por ciento.
Sin embargo, los datos de la ANTAD para el primer semestre del año revelan una caída real de las ventas a tiendas comparables de alrededor de 1 por ciento, aunque específicamente para junio se mostró un crecimiento de 0.6 por ciento en términos reales, todavía muy por abajo del crecimiento de la masa salarial.
Un indicador que refleja claramente el efecto de la aversión al riesgo sobre el consumo es el comportamiento del crédito en tarjeta o para adquirir bienes en las familias. Al mes de mayo -último disponible- muestra una caída real de 14 por ciento respecto al mismo mes del año pasado.
Se ha vuelto costumbre que los usuarios de crédito bancario utilicen una proporción relativamente pequeña de las líneas de crédito que tienen autorizadas, aunque los costos efectivos del crédito al consumo no se hayan incrementado.
La razón es que la gente todavía percibe inseguridad en su empleo o ingreso y prefiere no tomar deudas que eventualmente lo puedan colocar en una situación de incumplimiento.
La confianza de los consumidores, de acuerdo con el indicador del Inegi (corregido por estacionalidad) está 7.6 por ciento por arriba de la que había en junio del año pasado, sin embargo, si la comparamos con el nivel de 2008, todavía está 4 por ciento por abajo.
El otro factor relevante tiene que ver con la inversión.
El dato más reciente de la inversión bruta fija (al mes de abril corregido por estacionalidad) reflejó un crecimiento de 1.4 por ciento.
Los ciclos económicos sólo pueden consolidar su recuperación cuando la inversión despega y esa es todavía una asignatura pendiente en México.
Con todo, pareciera que hay algunos signos favorables. El indicador de pedidos de la manufactura, que adelanta al comportamiento futuro del sector, aumentó en 12.8 por ciento en junio respecto al mismo mes del año anterior y ya está incluso 3.5 por ciento arriba del nivel de junio de 2008.
En materia de inversión, lo más probable es que poco a poco veamos un incremento del ritmo de esta variable.
La gran duda sigue en el consumo de las familias, que representa el 54 por ciento de la demanda total de bienes y servicios en México.
Si se logra que en el segundo semestre del año más y más personas perciban una reducción del riesgo de perder empleo y sientan que es factible estar en capacidad de mejorar su empleo y su ingreso, tendremos un alza en el consumo que dará una base más sólida a la recuperación de la economía.
Si persisten las dudas, seguiremos gastando poco y la economía crecerá con más lentitud.
enrique.quintana@reforma.com
Fuente: Reforma
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
