
Inflación en alimentos y bebidas.
13/10/2009
Ricardo Jiménez
Ricardo Jiménez
En el rubro de alimentos, bebidas y tabaco se concentra la mayor presión inflacionaria. Tan sólo en septiembre alcanzó una tasa anualizada de 9.05%, resultado del incremento observado en la parte de productos procesados.
El punto más crítico de este sector fue en diciembre de 2008 cuando los precios crecieron en promedio a una tasa
anual de 10.24%, aunque es importante señalar que en mayo del presente año llegó a un nivel de 10.18%, como
resultado de la demanda que se generó por el problema de la influenza.
Por su parte, lo relacionado con ropa, calzado, transporte, muebles, aparatos domésticos, la educación y el
esparcimiento guardaron igual comportamiento respecto a la inflación general; es decir, en promedio experimentaron
alzas de cerca de 5%.
No obstante, la vivienda resultó la menos presionada, ya que en el noveno mes de 2009 registró un incremento de
0.97%, esto es 3.92 puntos porcentuales por debajo de la inflación general que actualmente alcanza 4.89 por ciento.
El Banco de México, a través de una serie de medidas de política monetaria, logró reducir las presiones en los
precios, pero lo más importante para cambiar la tendencia de la inflación resultó la caída de la demanda interna, cuyo
origen estuvo en la fuerte baja observada del Producto Interno Bruto. El PIB, en los primeros seis meses del año,
promedió un ajuste de 9.2%.
Inflación subyacente
Con relación a la inflación subyacente, durante casi 12 meses ésta ejerció presión en los precios al consumidor
general, por lo que la tendencia ascendente de la inflación estuvo explicada por los incrementos, sobre todo en el
rubro de alimentos y bebidas.
En ese sentido, el cambio de rumbo de los precios se debió a la baja de las mercancías procesadas, que a principios
de año superaron 12%.
La inflación subyacente se mantiene relativamente estable, aunque la parte de mercancías distintas a los alimentos
procesados mostró alzas superiores a los precios de la vivienda, educación y servicios, resultado de las condiciones
de oferta de algunos mercados como el aumento observado en el precio del azúcar.
Por su parte, el indicador no subyacente sigue desarrollándose dentro de un ambiente de movimientos volátiles como
consecuencia de que el valor de los productos del campo aumentó. Es posible que estos artículos registren
presiones adicionales por los incrementos estacionales esperados en noviembre y diciembre de este año.
Sin impacto a los consumidores
Sin embargo, por ahora los aumentos en los mercados al mayoreo no son afectados al consumidor final,
posiblemente como reflejo de una baja en la demanda de los productos agrícolas.
De manera adicional, de seguir con el programa de precios congelados en las gasolinas y gas, y de continuar con la intensificación en la competencia de precios concertados, el pronóstico es de que los precios públicos reporten un
nivel cercano a cero a tasa anualizada.
En el contexto anterior, existen grandes posibilidades de que los precios al consumidor finalicen cerca de 4.0% en
2009, pero existen algunos analistas del medio financiero que estiman una inflación por debajo de ese nivel.
Los riesgos de alza para la inflación radica en los incrementos esperados en los precios administrados por el
gobierno, como la gasolina, gas y electricidad, sobre todo la residencial, que podrían darse en los últimos meses de
2009, para no presionar aún más a la inflación del próximo año.
Con relación al paquete económico para 2010, podría motivar a ciertos productores a realizar aumentos de precios
para aprovechar la demanda coyuntural que generan las compras de fin de año.
Fuente: El Universal
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
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