El modus operandi de los infractores, que se presume son alentados por los dueños de anuncios publicitarios, es podar la copa y rociar la parte superior de la especie con químicos, petróleo o cloro a fín de causar la muerte y, posteriormente, pedir a las delegaciones el permiso para su derribo.

Así lo ha documentado la Procuraduría Ambiental del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal (PAOT); sin embargo, estos delitos ambientales quedan “impunes” porque es complicado captar in grafanti a los responsables.

Diana Ponce, titular de la PAOT, aseguró a MILENIO que no existe un registro de los “crímenes” contra árboles, debido a que se realizan de forma clandestina.

Por ello, la poda, derribo y muerte de árboles para permitir la visibilidad de anuncios espectaculares o vallas publicitarias se encuentra entre uno de los principales delitos ambientales que se cometen en la capital del país.

Las afectaciones a los árboles son múltiples y se comenten a diario.

La subprocuraduría de Estudios, Dictámenes y Peritajes de Protección Ambiental de la PAOT documentó este año la poda, derribo y muerte de 114 árboles.

El dictamen SPA-DEDPPA-DT-139-2009, consultado por MILENIO, detalla la afectación a ejemplares arbóreos ubicados en seis zonas del Distrito Federal, los cuales fueron desmochados o secados con algún tipo de sustancia, con el fin de promover el derribo ante las delegaciones, “para dar mayor visibilidad a los anuncios espectaculares”.

Los árboles dañados están ubicados en las delegaciones Iztacalco, Venustiano Carranza, Benito Juárez y Cuauhtémoc.

“Se encontró que los 114 árboles valorados presentan afectaciones de diferentes tipos y proporciones, las cuales consisten en: 93 árboles desmochados, 3 árboles derribados y 21 árboles secos (muertos de pie). Estos últimos presentan signos de desmoche y se considera que la muerte fue inducida por una poda excesiva”, indica el documento.

La investigación realizada por la bióloga Martha González describe que uno de los árboles fue desmochado de forma tan severa que eliminó el ciento por ciento de la copa, incluyendo las ramas principales, lo que produjo desgarres en ramas y el retiro de más del 25 por ciento de su follaje.

Otro de los ejemplares fue derribado cuando el corte se realizó dejando una fracción menor a tres cuartos de la altura del mismo: “Las posibilidades de supervivencia del individuo prácticamente son nulas”, precisa el dictamen.

El reporte indica también que para el caso de desmoche o podas no se puede calcular el monto económico del daño ocasionado porque no está previsto en la normatividad jurídica del DF.

No obstante, en el caso de tres árboles derribados y 21 secos o muertos sí se pudo calcular el costo del daño: 110 mil 323 pesos.

La procuradora Ambiental del DF, Diana Ponce, explicó que un factor que permite “matar árboles indiscriminadamente” en la capital del país es que son mínimas las denuncias que se presentan ante la PAOT y en ninguno de los casos se anexan pruebas del infractor.

En nueve años se han presentado sólo 32 denuncias y al concluir las investigaciones la autoridad no ejerció acción penal.

La poda y derribo clandestinos de árboles han generado la afectación de 528 árboles de 2004 a la fecha, según un informe de la PAOT.

Uno de los puntos críticos que tiene detectada la PAOT por la constante poda de árboles es el de los anuncios espectaculares ubicados en la glorieta de Presidente Masaryk en la delegación Miguel Hidalgo, así como dos carteles instalados en las avenidas Revolución y Vicente Eguía en la misma demarcación.

Las delegaciones involucradas en estos ilícitos son la delegación Cuauhtémoc, en 18 casos; Miguel Hidalgo, con 16; Benito Juárez, con 7; Álvaro Obregón, con tres; Tlalpan y Coyocán con dos y Cuajimalpa con uno.

Desde que se creó la PAOT, en 2002, no se registraron denuncias por el derribo de individuos arbóreos, sino hasta 2004.

En ese año se promovieron las tres primeras denuncias y en 2005 sólo hubo una queja.

En 2006 las denuncias se elevaron a doce, pero un año despúes no hubo una sóla; en 2008 y 2009 se sumaron sólo cuatro quejas.

Fue hasta este año cuando repuntaron las denuncias por la muerte y derribo de árboles, al presentarse once en cinco meses.

Así, en la capital los árboles mueren de pie frente a un cartel publicitario.