Tequila, Jalisco.- A propósito del encuentro de ayer con el Presidente Felipe Calderón Hinojosa en las instalaciones del Consejo Regulador del Tequila, entre los actores del gremio tequilero vienen a la memoria diversas anécdotas de los encuentros con los primeros mandatarios federales, desde las formales, hasta las coloridas y chuscas.

Entre las formales se recuerda el encuentro en la ciudad de Tequila, en la primavera de 1997, en la instalaciones de la empresa José Cuervo, con el entonces Presidente, Ernesto Zedillo Ponce de León, para festejar el reconocimiento de parte de la Unión Europea de la denominación de origen a favor de la bebida nacional, lograda en esos días en la ciudad de Bruselas.

También se hace memoria de los acontecimientos jocosos. Al respecto, el ex presidente de la Cámara Nacional de la Industria Tequilera (CNIT), José Guadalupe González Rubio, comentó el incidente cuando uno de los empresarios más famosos de este gremio, Don Francisco Javier Sauza Mora, fue sacado en peso de la residencia oficial de Los Pinos por parte de los guardias de seguridad del entonces Presidente, José López Portillo y Pacheco.

El ex directivo puntualizó que el suceso se originó porque Sauza Mora, al estar en una pequeña discusión con un compañero del gremio, dijo la expresión: ¡Cállate, payaso!, la cual indebidamente fue interpretada como una ofensa para el Presidente, quien incluso se dijo ofendido por tal incidente y les armó un tremendo escándalo.

Detalló que en fechas posteriores se aclaró la situación y tanto el Presidente, como el empresario, se ofrecieron disculpas mutuamente.

Cabe referir que uno de los ex presidentes de la CNIT que tiene mayor popularidad en el gremio es José Guadalupe González Rubio, quien presidió la institución en los años sesenta y en la década posterior. Él siempre ha sido empresario agavero y de otros ámbitos.

Su gran capacidad de hacer amigos y su extraordinaria memoria le permiten ser todo un acervo de anécdotas y situaciones históricas de la agroindustria tequilera. Él recuerda que en su etapa se terminó la costumbre de los empresarios destiladores de acudir a las sesiones camerales con su pistola al cinto y que, incluso, se ponían las armas en la misma mesa donde había las reuniones de trabajo.

Recuerda una ocasión en que el entonces director de la cámara, Alfonso de Alba Martín, y el ahora ex presidente, Indalecio Núñez, fueron mediadores en un altercado en el que salieron a relucir las pistolas entre los disidentes.

También recuerda que en una ocasión él habló un inglés muy deficiente en el Senado de Estados Unidos, provocando que un legislador de Kentucky perdiera la paciencia, quien junto con sus compañeros tuvo que acceder a reconocer al tequila como producto exclusivo de México, mientras que nuestro país tuvo que corresponder con el reconocimiento al bourbon estadunidense. En tal gestión se tuvo el gran apoyo del entonces embajador, José Juan de Olloqui.

Otra anécdota muy recordada es cuando él reclamó los privilegios que otorgaba la entonces paraestatal, “Azúcar SA”, a los intermediarios de la venta de alcohol y el trato discriminatorio a empresas tequileras, lo que ocasionó que lo corrieran de las oficinas de la citada dependencia pública, desaparecida en tiempo de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari.