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COORDENADAS El otro 'agujero'
07/10/2009
Enrique Quintana
Se ha hablado mucho del agujero fiscal... pero casi nada del que tienen casi todos los negocios.

Quienes piensan que el gasto del Gobierno puede convertirse en un motor de la economía en México no se han tomado el trabajo de ver el peso relativo que tiene en el conjunto de la demanda.

En términos generales, la inversión pública en México representa un 25 por ciento de la inversión total. El restante 75 por ciento corresponde a la inversión privada.

En el consumo, el gasto que realizan todas las administraciones públicas y no sólo el Gobierno federal pesa aún menos, pues apenas llega al 15 por ciento en cifras redondas. El otro 85 por ciento es privado.

Considere además otro hecho, la inversión total, pública y privada, representa en México algo así como el 20 por ciento del PIB, y el consumo total, alrededor del 80 por ciento.

Con estos datos en mente, podemos calcular que para que el PIB crezca un punto porcentual por efecto de la mayor inversión pública se requeriría que ésta creciera en 20 por ciento, pero ese mismo resultado se obtendría con un crecimiento de 6.5 por ciento en la inversión privada.

En condiciones de una recesión "normal", probablemente una política anticíclica basada en la inversión pública, que pueda detonar un aumento de 1 a 2 puntos del PIB podría ser la indicada para rescatar de su marasmo a la economía.

Sin embargo, cuando la caída del PIB es de casi 8 por ciento, como lo va a ser este año, las políticas anticíclicas tradicionales, basadas en la expansión del gasto público y, principalmente, en la inversión pública, apenas si le hacen cosquillas a la crisis.

Por eso se requiere otro tipo de medidas, cuyo efecto principal sea el detonar la inversión privada y restaurar la confianza en la capacidad de gasto de las familias.

El gasto privado cayó 9.2 por ciento en el primer semestre del año y retrocedió de golpe el equivalente a su crecimiento de casi 4 años.

Por su naturaleza, el consumo tiende a subir con menos rapidez que la inversión. Pero si sólo hubiera un incremento de 3 por ciento en el consumo de las familias el próximo año (inferior incluso al de 2007), estaríamos hablando de una contribución de 2 puntos al crecimiento del PIB.

Para que haya este crecimiento se requieren al menos dos ingredientes. Que la masa salarial real -determinada por el volumen de empleo y el nivel de los salarios reales- crezca y que haya un aumento sensible de la confianza para que nuevamente pueda haber una mayor proporción de consumo apalancado, por la vía del crédito.

Eso se logra cuando el ambiente económico general es mejor; cuando la gente se siente segura en su empleo o cuando hay más personas consiguiendo trabajo.

Lamentablemente, creo que esa recuperación importante del consumo no va a llegar hasta bien entrado el 2010 o quizás hasta el 2011.

En el caso de la inversión privada, desde hace décadas se sabe que es fuertemente influida por la confianza. En la medida en que los cálculos de las tasas de retorno de las nuevas inversiones consideren niveles más elevados para el futuro, en esa medida, los inversionistas harán mayores desembolsos.

Y, en el caso de México, eso se va a conseguir mejorando el ambiente de los negocios para propiciar la inversión.

Lo malo es que ni el Gobierno ni el Congreso han reparado en que ese ambiente tiene un "agujero" más grande que el fiscal. Se requeriría un proyecto por lo menos del alcance del paquete fiscal para tapar ese otro agujero que afecta la vida de las empresas.

Fuente: Reforma    
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA    





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