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OMS: La seguridad vial en el mundo
05/10/2009
OMS Department of Violence & InjuryPrevention & Disability (VIP)
Los traumatismos causados por el tránsito son uno de los principales problemas de salud pública, pues provocan más de 1,2 millones de muertes cada año.1 Afectan a todos los grupos de edad, pero de forma más destacada a los jóvenes: son la primera causa de mortalidad a nivel mundial en la franja de 15 a 29 años. Aunque en muchos países de ingresos altos las tasas de mortalidad por accidentes de tránsito se han estabilizado o han disminuido en los últimos decenios, los datos disponibles llevan a pensar que en la mayoría de las regiones del mundo están aumentando de resultas del rápido incremento de la motorización y de la insuficiencia de las actividades de prevención. Se ha estimado que, a menos que se tomen medidas inmediatas, las muertes en carretera aumentarán hasta convertirse en la quinta causa de muerte para 2030, con unos 2,4 millones de defunciones anuales.

La atención prestada por las instancias normativas y las instituciones financiadoras a esta

epidemia que asuela las vías de tránsito en todo el mundo no guarda en absoluto proporción

con la carga de morbilidad asociada a los traumatismos causados por el tránsito. A fin de

facilitar los esfuerzos necesarios para reforzar las medidas de sensibilización y dar más

prioridad a la seguridad vial en las agendas políticas y del desarrollo así como para

garantizar la financiación a largo plazo que requiere una inversión sostenida en la seguridad

vial-, es preciso manejar cifras fiables sobre la magnitud del problema, mejorar la vigilancia

de las tendencias mundiales y regionales, e identificar las lagunas existentes en las

actividades necesarias a nivel nacional, regional e internacional. Ello exige a su vez una

evaluación mundial de las medidas de seguridad vial basada en un método estándar que

permita vigilar las tendencias de varios indicadores de la seguridad vial a lo largo del

tiempo, y que permita además a los países comparar su situación con la seguridad vial de

otros países. Tales evaluaciones son corrientes en otras esferas de la salud: en el caso del

alcohol, el control del tabaco y la tuberculosis, se dispone de instrumentos e indicadores que

permiten evaluar la situación mundial en cada uno de esos ámbitos de forma periódica, y

utilizar esos datos con fines de promoción. Este año se ha realizado por primera vez una

encuesta de ese tipo en 178 países: los resultados presentados en el Informe sobre la

situación mundial de la seguridad vial ofrecen la primera panorámica mundial de la

seguridad vial, y proporcionan a los gobiernos, los donantes, los médicos y los

investigadores la información que necesitan para tomar decisiones basadas en la evidencia

en materia de seguridad vial.3

El informe presenta varios resultados clave que tienen importantes implicaciones a nivel

normativo. Confirma los resultados de investigaciones anteriores que muestran que las

tasas de letalidad asociadas al tránsito son mucho mayores en los países de ingresos bajos

y medios (21,5 y 19,5 por 100 000, respectivamente) que en los países de ingresos altos

(10,3 por 100 000). Se destaca en él que aunque los países en desarrollo concentran más

del 90% de las defunciones por accidentes de tránsito, sin embargo albergan menos de la mitad de los vehículos registrados en todo el mundo. Esto remite a otro dato, a saber, que

casi la mitad de las personas fallecidas en accidentes de tránsito son peatones, ciclistas o

motociclistas, y esa proporción de muertes de usuarios vulnerables es mayor en las

economías más pobres del mundo, muchas de las cuales no han aplicado todavía medidas

de prevención en materia de seguridad vial o carecen de suficientes servicios médicos de

urgencia para afrontar las consecuencias del aumento de accidentes. La interrupción o

inversión de la tendencia de la mortalidad mundial por accidentes de tránsito exige por

consiguiente una perspectiva amplia que abarque la protección de todos los usuarios de las

carreteras, pero que garantice también en particular que en las decisiones concernientes al

aprovechamiento de la tierra y la planificación del transporte se tengan en cuenta las

necesidades de los usuarios más vulnerables. Por ejemplo, las nuevas infraestructuras

pueden separar a los usuarios motorizados y no motorizados que actualmente comparten

espacio vial; la inversión en transportes públicos puede reducir el riesgo entre los usuarios

vulnerables; y es posible adoptar estrategias que fomenten los desplazamientos a pie y en

bicicleta, alternativas que son ya las principales modalidades de transporte en algunos

países de ingresos bajos y medios. La reducción de la dependencia de formas individuales

de transporte motorizado también puede tener muchos efectos beneficiosos para la salud y

el ambiente, en particular la reducción de la contaminación del aire y los efectos saludables

de la mayor actividad física.

El informe muestra algunas tendencias sorprendentes de la mortalidad en varios países de

ingresos medios que han pasado por una fase de rápida urbanización y motorización. Esto

lleva a pensar que muchos países de ingresos bajos y medios que aún tienen que realizar

esa transición podrían ver aumentar aún más su mortalidad por accidentes de tránsito a

menos que emprendan de inmediato iniciativas tendentes a implementar y sostener varias

medidas de seguridad vial.

El informe ofrece algunos datos nuevos de interés sobre las intervenciones ya emprendidas

a nivel de país. Por ejemplo, solo un 15% de los países han promulgado leyes que

contemplen prácticas óptimas basadas en una evidencia sólida sobre su eficacia, pese a los

muchos datos que avalan la eficacia de la aplicación y la vigilancia del cumplimiento de

leyes relacionadas con factores de riesgo clave como son una velocidad excesiva, la

conducción bajo los efectos del alcohol y el uso de cinturones de seguridad, sistemas de

retención para niños y cascos para motociclistas. El cumplimiento de la legislación es

fundamental para el éxito de esas medidas, y los datos presentados en el informe parecen

indicar que la vigilancia de ese cumplimiento es insuficiente en numerosos países.

Por último, el informe apunta la existencia de enormes diferencias en la calidad y cobertura

de los datos que reúnen y notifican muchos países respecto a los traumatismos causados

por el tránsito, así como la subnotificación de la mortalidad asociada a este problema

generalizado, unida a la falta de datos para el seguimiento y evaluación de las

intervenciones.

El Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial proporciona el primer punto de

referencia respecto al cual medir los resultados de futuros esfuerzos. Los resultados del

informe pueden usarse para fundamentar las decisiones de política en materia de seguridad

vial y para conseguir apoyo político y recursos a fin de fomentar la seguridad del transporte

para todos los usuarios de las vías públicas.

Fuente: Noticias.info    
Categoría: INVESTIGACIONES    





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