Hace 15 años, el Gobierno de los Estados Unidos y el FMI articularon el rescate financiero de México poniendo a la disposición del País recursos por poco más de 50 mil millones de dólares, una cifra que entonces era sin precedente.

Ahora, la Unión Europea junto con el FMI planean inyectar a Grecia la bicoca de 130 mil millones de euros, lo que significa algo así como 171 mil millones de dólares, una cifra que más que triplicará el rescate mexicano.

A cambio de esos recursos, el FMI y los socios de Grecia en la Unión Europea (UE) le piden al Gobierno griego bajar en un par de años el déficit público de un 14 por ciento del PIB al 3 por ciento exigido por la UE, lo que va a requerir de agresivas alzas impositivas y draconianos recortes al gasto público.

Por ejemplo, se planea un alza del IVA de hasta 21 por ciento, además de otros aumentos como en los combustibles, tabaco y bebidas alcohólicas.

En el caso del gasto, se calificaron los recortes que deberán aplicarse como "colosales".

Por esa razón agréguele usted otro ciclo de inestabilidad social, con huelgas generales y un enorme descontento que ya se empezó a notar con los enfrentamientos este 1 de mayo.

Déjeme hacer un paréntesis.

Los investigadores de la mente humana estudian las patologías para poder entender la "normalidad".

La visión que existe es que los fenómenos que se ven, por ejemplo, en los esquizofrénicos, sólo son la condición extrema de rasgos que existen en las personas "normales".

Así, en el ámbito económico, la llamada "tragedia griega" simplemente es el extremo de lo que, en otras condiciones, también ha ocurrido en esta crisis en las finanzas de gobiernos "normales" (para seguir con la analogía) como EU o Inglaterra, por ejemplo.

El tema de fondo es el de casi siempre. Hay gobiernos que gastan mucho más de lo que pueden. Esa es una historia que tiene siglos y que se notaba al menos desde las aventuras militares de los reinos en Europa.

La apuesta que se hace en episodios como éstos es que luego de generar las deudas, la economía crezca de manera continuada, lo que haría que un déficit hoy alto bajara a la vuelta de varios años.

Por ejemplo, un déficit de 12 por ciento del PIB hoy quedaría en 8.5 por ciento si la economía creciera a una tasa de 3.5 por ciento por una década. Si además se hacen recortes de gasto y aumento de impuestos, se puede disolver ese déficit al paso del tiempo.

El otro camino, que muy pocos admiten ahora, es la inflación. Con un déficit nominal estable, un crecimiento de 3.5 por ciento y una inflación de la misma medida dejaría el déficit en 6 por ciento sin recorte alguno o sin aumento de impuestos, a la vuelta de una década.

Pero el hecho es que alguien acaba siempre pagando la cuenta, tarde o temprano. Sea el contribuyente con más carga que le reduce su ingreso real, o el burócrata que es despedido o la empresa que tiene que pagar tasas de interés más altas.

El gran tema del mundo en los siguientes meses o quizás incluso en los próximos 2 o 3 años es cómo le hacemos para regresar a la "normalidad".

Lo que hoy estamos viendo en Grecia, con todo y su descontento social, es quizás, en una escala más vasta, lo que veremos en casi todos los países al paso de los meses o los años.

Como en la literatura, la tragedia griega se puede convertir en universal.