
Los programas del empleo han sido limitados.
19/04/2010
Felipe Gascón
Felipe Gascón
Piden aprobar leyes que quiten trabas a empresas.
Los programas de estímulos al empleo durante el presente sexenio han fracasado, debido al excesivo burocratismo, lo cual agrava el problema del desempleo en una economía que requiere de una generación de cerca dos millones de fuentes de trabajo por año, conocieron especialistas en materia económica y fiscal.
Jonathan Heath, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, explicó que en condiciones normales el país necesita generar un millón y medio de trabajos para absorver a la población desocupada en el país y en el subempleo.
Pero la demanda de plazas aumenta ya que el país ya no tiene la válvula de escape de la economía de Estados Unidos, que cada año absorbía unos 400 mil trabajadores, por los frenos a la migración y la falta de empleo en el mercado Norteamericano.
“Hay problemas por varios lados, pero aunque pudiéramos generar la misma cantidad de empleos que se han creado durante los años de crecimiento económico, hemos visto que no ha sido suficiente”, acotó.
El especialista dijo que aunque la tasa de desempleo abierto en México es mucho más baja que en otros países, pero hay que tener cuidado en como interpretarla porque en el país es que hay mucho desempleo disfrazado o empleo de tiempo parcial o subempleo, que es el verdadero problema de la nación.
Jonathan Heath recordó que el presidente Calderón trató de crear varios programas de estímulo al empleo, pero ninguno funcionó muy bien, porque se ha puesto mucha regulación.
Carlos Cárdenas, vicepresidente del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), afirmó que en México los estímulos fiscales al empleo han fracasado, porque “han sido tibios y no claramente enfocados. Por ejemplo, por un lado una dependencia otorga un estímulo y luego por el otro llega Hacienda y dice, sí pero ese estímulo es un ingreso acumulable, por lo que me tienes que pagar impuestos sobre eso”.
“Entonces hace falta una adecuada coordinación entre todas las dependencias para que cuando se establezca un estímulo sea verdaderamente un estímulo de la A a la Z. Eso ha fallado, no tenemos claridad y que creamos los estímulos y luego nos pesa darlos y vemos como no darlos o como pedir impuestos sobre eso. Un ejemplo de esto fue el programa para la industria automotriz el cual se dio y se pusieron muchas trabas, por lo que fracasó.
Para solucionar el problema de elevado desempleo en México, el país no necesariamente debe seguir las mismas recetas de los países ricos, ni gastar presupuesto en estímulos fiscales, sería más conveniente hacer una profunda reforma hacendaria, que permita avanzar en una transformación de la seguridad social, para hacer su cobertura universal.
Rodolfo de la Torre, director de la oficina en México del Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, explicó que esta reforma debe hacer que la seguridad social en México no dependa de las cuotas que pagan los trabajadores y los empresarios sino más bien de impuestos, afirmó el especialista.
“De esta forma el costo ya no recaería directamente en el empleador ni el trabajador y esto podría mejorar las condiciones de empleo. Yo creo que no hay que imitar las políticas que hay en otros países, en subsidiar al empleo, más bien tenemos aquí un sistema que corregir. Que es el que significa el mayor obstáculo para generar empleos formales”, enfatizó.
Respondió que esto no significaría encarecer el monto de las aportaciones de los trabajadores. “Por el contrario, lo que habría que hacer es eliminar las aportaciones de los trabajadores y los empleadores al Seguro Social y que esto fuera financiado por impuestos, pero impuestos aplicados a toda la población. El seguro popular es un ejemplo de que esto es posible ya que se financia con impuestos de todos los mexicanos”.
“Entonces, quienes emplean ya no tienen este costo de emplear por la contratación que hacen y esto estimularía el empleo”, enfatizó.
Cárdenas estima que las aportaciones a la seguridad social que hacen los patrones significan un costo de alrededor del 30 por ciento del salario neto del trabajador.
De la Torre reconoció que el seguro popular tiene algunas deficiencias, por lo que se debe reformar la seguridad social tomando en cuenta lo que hace el seguro popular, para que ya no tengamos la prestación de un servicio para el sector formal muy diferente al que se brinda al informal.
“Más bien se debe tratar de uniformar la cobertura y la calidad de los servicios, pero financiarlos con impuestos. Pero para esto se requiere ya estar discutiendo una reforma hacendaria, cosa que no está pasando”.
Explicó que la seguridad social para los trabajadores del sector formal es muy distinta a la del seguro popular, ya que ofrece a los trabajadores del IMSS y del ISSSTE, una cobertura de seguros por accidente de trabajo, servicios de guardería, la cobertura para prácticamente todo padecimiento, incluye los medicamentos y
la cobertura para prácticamente todo padecimiento, incluye los medicamentos y una gran cantidad de servicios a los trabajadores y en el seguro popular sólo unos cuantos padecimientos son atendidos y no todos y esto siginifica que hay enfermedades que no están cubiertas para las personas.
Y la atención de estas personas se realiza principalmente en clínicas de la Secretaría de Salud, con la colaboración del IMSS o de hospitales de los estados, pero es un sistema aparte del seguro social.
Fuente: Excélsior
Categoría: INDICADORES ECONOMICOS Y PROSPECTIVA
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